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2 de diciembre de 2017

En un instante un simple incidente puede cambiar una vida. Es así y lo sabemos pero cuando pasa, o casi pasa, no por ello deja de impactar. El sábado 2 de diciembre lo tenía marcado en el calendario con dos eventos, una reunión familiar, comida, y una fiesta de cumpleaños, cena. La reunión familiar venía a cuenta del traslado por seis meses de mi hermano pequeño y familia a Nueva Zelanda. Todo transcurrió con la estridente normalidad de estas comidas. Mi sobrina Ana me cogió la cámara e hizo fotos como si una metralleta fuera. Por esa razón aparezco en alguna de las fotos de la reunión. Fotos que casi quedan, de verdad, para la historia. Por cierto no malas fotos las que se pudieron salvar de desenfoques y trepidaciones. Debería Ana trabajar un poco más en las bases de la fotografía y tendrá futuro.

Con mi madre, 2 de diciembre de 2017, foto por Ana GM

Con mi madre, 2 de diciembre de 2017, foto por Ana GM

La fiesta de cumpleaños correspondía al 55 de una compañera de la Facultad de Físicas, Uchi, y además amiga de Navburis. Típica fiesta sorpresa organizada por la familia, simpática y emotiva, resultamos ser los únicos que fuimos de aquel grupo de la universidad. No conocíamos prácticamente a nadie salvo a la familia, Manolo su marido, excelente cardiologo y persona, años que no lo veía, y a sus hijos que eran niños la última vez que coincidimos.

La fiesta transcurría con normalidad, era una cena donde pasaban pinchos buenos, agradable, ibas conversando con la gente. Todo tranquilo … hasta que llegó el pincho de solomillo con patata. Lo cogías con la mano y entre que estaba caliente y pringaba al final te lo metías en la boca. No fui el único que lo hizo. Pero si el más torpe al hacerlo, o me tocó el trozo más grande. El caso que intenté masticarlo y morderlo para trocearlo pero acabó en mi garganta atascado. Percibí que aquello pintaba mal, me fui hacia una esquina para que no se me viera e intenté expulsarlo. Bebí agua pero en vez de tragarla tuve que escupirla pues no pasaba. Ya no podía respirar y hacía grandes esfuerzos con la garganta para intentar expulsar la comida. Mi mujer enseguida llamó a Manolo. Logré echar unos trozos de algo pero seguía el tapón. Sin resultado me hicieron la maniobra de Heimlich y me metieron los dedos por la garganta. Yo era consciente del revuelo que estaba provocando. A pesar de mi legítima preocupación por mi, sentía el mal rato que estaba haciendo pasar sobre todo a Navburis. Aquello no progresaba adecuadamente, así que empecé a preocuparme de verdad al faltarme el aire. «Esto no tiene solución» pensé. «Pues así va a ser» (mi muerte). Esas dos frases en mi mente certificaban un fin inevitable. Estaba de frente a una cortina roja que era todo lo que veía y de repente ví una imagen fugaz y luminosa, un paisaje que me recordaba al castillo de Disneilandia. Claramente el cerebro empezaba a desconectar de la realidad. Hay personas que en estos momentos ven imágenes celestiales pues no, en mi caso no, Disneilandia. Creer para ver.

Teclas (requiem) 2 de diciembre de 2017

Teclas (requiem) 2 de diciembre de 2017


Creo que fue el momento más crítico. Volvieron a intentar la maniobra, me metieron nuevamente los dedos, me sentaron en una silla. Y además llamaron al SAMUR y tenían preparado un cuchillo para una traqueostomía , eso me lo contaron después. Y de repente empezó a cambiar la cosa. Que tengas un incidente de este tipo y tengas cerca a unos médicos experimentados marca la diferencia entre el desastre y la anécdota. Además de Manolo cardiólogo había dos cirujanos, uno de ellos, Fernando, me dijo «relajate e intenta respirar». Así hice y noté que conseguía malamente respirar. Otra inspiración y también. Pero la tercera no, volvía a sentir que me ahogaba. Otra si, la siguiente tambien. Y de repente ya no tenía nada obstruyendome. Respiraba, ya estoy bien. Me dieron agua y me sacaron afuera a la escalera a un sitio fresco. Creo que lo primero que hice fue pedir disculpas a Navburis por el mal momento pasado. Ella lo pasó muy mal. Yo podía hacer algo por mi, ella no. Y la impotencia en estos casos es muy cruel y afilada.
Reunión familiar 2 de diciembre de 2017, foto de Ana GM

Reunión familiar 2 de diciembre de 2017, foto de Ana GM


Pasados unos minutos estaba en suficientes condiciones para volver a la fiesta. Soy de sonrisa fácil con lo que nada más entrar todos pudieron quedar tranquilos sobre mi estado. Me sentí muy reconfortado con todos los detalles y palabras de animo que tuvieron. A mi pesar, no solo porque hubiera preferido no pasar, ni hacer pasar, el momento de tensión, sino porque me gusta pasar desapercibido, me convertí en protagonista de la fiesta. Me hicieron soplar las velas junto a la cumpleañera. Alguien me dijo que había vuelto a nacer, pero yo no me sentía así. Me sentía como que seguía vivo. Aguanté un rato más, no podía beber ni comer con la garganta hecha unos zorros y un cierto cansancio. En la calle buscando un taxí empece a notar dolor en las costillas del costado derecho. La maniobra de Heimlich había pasado factura. Es una peculiaridad de mi cuerpo que en circunstancias tarda en mostrarme el dolor, tal vez como una forma de supervivencia, para que el dolor no me atenace en el momento. De momento sigo fastidiado, es la única secuela que me ha dejado el asomo al abismo.

Los gatos tienen 7 vidas, yo he tachado dos. Y a seguir, que hay muchas cosas que quiero hacer.

Segovía y el transtorno obsesivo compulsivo

Simetría, Segovia diciembre 2016

Simetría, Segovia diciembre 2016

Siempre que voy a Segovia, y últimamente voy al menos una vez al año, lo que tiene el cochinillo, acabo haciendo una foto a los estucados de las casas buscando una simetría perfecta. Y la verdad es que siempre que se presta la ocasión hago una foto simétrica. La obsesión por el orden y la simetría es un síntoma claro del trastorno obsesivo-compulsivo que sin duda puede ser indicio de enfermedad mental.
Desorden, Oporto octubre 2016

Desorden, Oporto octubre 2016

¿Soy un psicópata? Pues parece que no, pues a pesar de mi (moderada?) obsesión por fotografías simétricas no es precisamente el orden y la simetría lo que me rodea. Solo hay que echar un ojo a mis mesas de trabajo, repletas de objetos descolocados que permanecen en el tiempo. Preguntar a quien convive conmigo y lo confirmará (espero :D)
Posado ejemplar, Segovia diciembre 2016

Posado ejemplar, Segovia diciembre 2016

12 de octubre de 2016

Cuando la fiesta nacional yo me quedo en la cama igual, que la música militar nunca me supo levantar. (La mala reputación. George Brassens)

Molina de Aragón, octubre 2016

Molina de Aragón, octubre 2016

Bueno no es verdad, de niño, muy niño, me gustaba ver los desfiles. Por fin un día otoñal, ¡Llueve en Madrid!. Que se lleve la contaminación y el polvo de las calles. También se espera lluvia en el Alto Tajo donde estuvimos el pasado fin de semana y constatamos la sequedad del campo.
Arroyo Horcajo, octubre 2016

Arroyo Horcajo, octubre 2016

A estas alturas del año cuando vas por una pista tienes que llevar cuidado con el barro, en esta ocasión, exagerando, teníamos que tener cuidado de no atascarnos en una duna. El coche acabó lleno de polvo.
Familia, octubre 2016

Familia, octubre 2016

Epilogo: En el mundo no hay mayor pecado que no seguir al abanderado.

Verano 2016

Flor de desierto, agosto 2016

Flor de desierto, agosto 2016

Lo dejamos atrás y repasamos lo acontecido en la estación. Indudablemente lo más relevante y especial fue el viaje a Estados Unido, ya no vamos a hablar de ello, y el resto un poco «que pase el tiempo». Mientras hemos estado en Madrid, hemos sobrevivido de lunes a viernes bajo el aire acondicionado y los fines de semana escape a Peralejos de las Truchas, a disfrutar de la magnífica temperatura de la casa. En agosto dos semanas de vacaciones y una tercera de trabajo pasadas en El Saler.
Ana y la luna, agosto 2016

Ana y la luna, agosto 2016

En cuanto al clima nos ha resultado un verano caluroso y seco. Siento que cada vez me gusta menos el calor. O tal vez sea que sí que hace cada vez más calor. En la web de El tiempo.es se pueden consultar datos históricos. Si comparamos el verano 2015 contra el 2016 en Madrid, vemos que en el año pasado hubo en julio las clásicas olas de calor pero a partir de agosto, con sus altibajos, fue un continúo descenso de temperatura. En 2016 con algún grado menos en julio pero a cambio la temperatura ha sido constante hasta finales de agosto ¡qué empieza a subir! A primeros de septiembre hemos tenido un inusitado máximo de temperatura del verano. Lo nunca visto o, mejor dicho, sufrido por mi. Peor es el dato de precipitaciones, en 2015 hasta 20 días con precipitación. En 2016 solo uno.
Estrella del desierto, agosto 2016

Estrella del desierto, agosto 2016

Hablando de fotografía todo el esfuerzo ha sido en revelar, tratar y exhibir fotos del viaje. Tanto ha sido así que no me he preocupado de hacer más fotos. Tenía el propósito en los días de vacaciones en EL Saler de seguir practicando y aprendiendo retratos y fotografía nocturna. Pero le dediqué poco tiempo y además fallé estrepitosamente en mis planteamientos y preparativos. Un día que decidí hacer foto nocturna había luna llena y nubes. Entonces pensé en hacer fotos combinando luz natural y flash y me encontré un flash sin pilas y el otro sin el cable de conexión. Lo de las pilas tenía arreglo, lo del cable no, así que adiós prácticas de retrato. Lo único destacable: Las fotografías a una preciosa flor de cactus. Flor de un día, como tantas cosas en la vida.