Archivo de la categoría: Arquitectura, interiores
Breve reseña de un estupendo fin de semana en Tudela. Buenas comidas, con mucha verdura dada la proximidad de la afamada fiestas de la verdura de Tudela. Magníficos nuestros anfitriones preparando un plan, que aparte de buenas comidas, incluían las visitas a las Bardenas Reales y a la Catedral de Tarazona.No podemos estar más contentos. La felicidad de un hijo es de lo más importante que puedes tener en la vida. Si además eres partícipe y la compartes, es una fortuna.
El viaje de febrero, 2025
Los últimos años hemos hecho un viaje en el mes de febrero o marzo para romper la larga, y dura, duración del primer cuatrimestre del año. Habitualmente hacia zonas articas para experimentar el verdadero invierno. Este 2025, en espera de acontecimientos que podrían afectar a la situación laboral, decidimos no programar nada. Acontecimientos que finalmente no se han producido, y el casi cuatrimestre hasta la semana santa se nos hacia largo así que decidimos hacer una pequeñas escapada de 5 días.Estudiamos varias opciones y al final elegimos un recorrido por Extremadura, pero en vez de ir directos, pasando por el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel que se nos había quedado fuera por poco en nuestro viaje a Málaga. Y de ahí, a Guadalupe, Cáceres, Monfragüe y, pasando por Plasencia, a Madrid.
En Daimiel vimos muchas aves diferentes, creo que es la vez que más especies diferentes en la misma zona: Cigüeñas, flamencos, pato cuchara, cerceta, cerceta pardilla, gansos, porrón pardo, pato colorado, fochas, gaviotas, polla de agua, y, la estrella de la jornada, grullas. Las grullas no son fáciles de fotografiar, son muy esquivas. Cogimos una actividad del parque para verlas y si, llegamos a verlas en las dehesas donde comen bellotas, con los telescopios que llevaban los guías.Pero la excursión dura 3 horas y la mitad te la pasas en el parque escuchando la historía del parque, interesante si, pero prescindible en ese momento, y luego tienes que ir corriendo a buscar las grullas porque se va el sol y es cuando vuelven a las tablas a dormir. La vuelta a las lagunas es un bonito espectáculo, mas para el oído que para la vista.
De Daimiel fuimos a Guadalupe, reconocido como un lugar muy bonito pero que no conocíamos. Aquí, además de la visita al pueblo y al monasterio, teníamos una actividad de observación de estrellas. Estuvo muy bien porque los guías llevaban un telescopio astronómico y nos enseñaron varias estrellas, constelaciones y planetas.Aprendimos cosas, sin embargo, me decepcionó un poco la contaminación lumínica. La hay. Esperaba un cielo estrellado de vértigo, como cuando en Peralejos no había alumbrado público o el recuerdo que tengo de las noches de campamento de mi infancia.
Por Cáceres hacia mucho tiempo que no pasaba. El casco antiguo, la ciudad monumental, es espectacular, pero después haber estado recientemente en Salamanca, me ha parecido que a Cáceres le falta un poco más de cuidado.
En Monfragüe, el rey es el buitre leonado, tanto por la cantidad como por la facilidad de verlos. Además de los leonados pudimos ver algún buitre negro. Y para completar el catálogo tuvimos la suerte de ver una cigüeña negra y una nutria. La cigüeña negra si que fue una suerte, solo había llegado a Monfragüe una pareja.
Antes de regresar a casa pasamos por Plasencia. Tiene una visita. Muy curioso un tenga dos catedrales pegadas.El tiempo muy adecuado, a veces nublado, pero con poca lluvia y sin frio ni calor. Nada que ver con las dos primeras semanas de marzo que llevamos, que no ha parado de llover en la Península Ibérica.
Excursión a Gredos
La primera vez que estuve en Gredos fue el verano de 1975 en un campamento del colegio de Ávila donde pasé interno el curso de 8ºEGB. He de reconocer que del entorno no recuerdo mucho aunque sí que llegué a ver el circo de Gredos y que estábamos acampados en una zona de mucho pino. Lo que si recuerdo perfectamente es a los compañeros que fueron mis amigos ese curso: Santiago Yubero, ‘Dracula’, Gerardo Colás, ‘Boinas», Jose Manuel Garrudo ‘Burrus’, y Jorge, ‘Narices’. Y yo era ‘Lagartijo’. Por cierto, que en ese campamento hice mi primer carrete de fotos con la cámara que me habían regalado unos años antes, una Kodak Instamatic. Me hubiera gustado poner alguna fotografía, no sé si dispongo de los negativos, pero si creo recordar que tengo alguna copia en papel. Estarán en el caos de un cajón lleno de fotografías sin clasificar. Algún día pondré orden en mis recuerdos.La siguiente vez que estuve en Gredos fue en 2007, en un «encierro espiritual» de mi empresa. Esas reuniones en las que te vas a un sitio apartado y te pasas el día conviviendo y currando con tus compañeros, para establecer una estrategia de trabajo y conseguir mejores resultados … económicos, claro. Estuvimos dos días en el Milano Real, en Hoyo del Espino. Pero aparte de buenas vistas a la sierra, poco más.Y la anterior visita, a esta de 2025, fue cuando asistimos al concierto Musicos en la naturaleza en 2014, a ver a John Fogerty y Rosendo. Dormimos en el camping de Hoyo del Espino, e hicimos un paseo por la zona. Fue muy divertido.Así que tenía ganas de volver y llegar hasta el circo por la ruta, muy conocida, que va desde la Plataforma de Gredos, el aparcamiento. Son unos 6 km, que si se nos hacían largos lo podíamos dejar en los 4 que hay hasta el Mirador Circo de Gredos. Lamentablemente, un fallo de preparación de la logística nos impidió llegar hasta al aparcamiento en coche, estaba completo, era sábado. Tuvimos que hacer 4 kilómetros andando por carretera hasta el inicio de la ruta. El camino estaba con nieve y en gran parte helado, había que llevar cuidado sobre todo en las cuestas abajo, así que hicimos un poco y nos volvimos. Lo dejamos pendiente para volver en mejor hora y con mejor equipamiento. En el camino nos cruzamos con un rebaño de cabras montesas. Estos animales han perdido bastante el miedo al hombre, no es que se dejen tocar pero puedes estar bastante cerca de ellas. La sal de la carretera que se echa para evitar el hielo es una tentación mayor para ellas que la incomodidad de aguantar al humano. Por la tarde fuimos a ver las Cuevas del Águila. Impresionante, con sus estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas … Merece mucho la pena la visita. Al día siguiente, domingo hicimos una pequeña marcha hasta Fuente Tormella, nacimiento del rio Tormes. Justo acabar de andar y empezar a llover. Comimos en Arenas de San Pedro sin pena mi gloría, bueno más bien con pena. Antes de la comida hicimos una parada para ver, por fuera, ya estaba cerrado, el castillo de Mombeltrán.
Y de vuelta a Madrid, se agradece un fin de semana en la naturaleza.
Visita a Málaga
Empezamos el año que una breve visita a Málaga, una tarde y dos días. Pero el último día, por indisposición de un viajero, no pudimos aprovecharlo como nos hubiera gustado. Queda pues pendiente otra visita para rematar la ciudad complementándola con la costa. Había tanta gente que una vez dejamos el coche en el parking decidimos no moverlo hasta el regreso, no fuera a ser que no encontráramos sitio si lo sacábamos. Málaga se ha convertido en un lugar atractivo para el turismo exterior, como siempre mucho italiano, pero también de países del este (deducido por el habla) ingleses, americanos, alemanes, cruceros … Pero además, con el tema de las luces navideñas, también había mucho nacional y local por las calles. Estuvimos alojados en el centro histórico, en un alojamiento turístico muy bien situado por lo que teníamos a 5 minutos andando casi todos los sitios que visitar. Uno de los alicientes de la ciudad son los museos, se concentran en poco espacio unos cuantos.Visitamos el de Picasso y el Carmen Thyssen bastante bien dotados y organizados. Teníamos en mente acercarnos también al Museo Ruso pero no hubo oportunidad. A tiro de piedra también el circo Romano, la Alcazaba, el castillo de Gibralfaro, el puerto con el La Farola y el centro Pompidou. Un poquillo más allá, el Soho y el mercado de las Atarazanas. El tiempo muy bueno entre los 10 y los 20 grados, vamos, más primavera que invierno. En autobús municipal fuimos hasta la playa del El Palo para comer sardinas al espeto y pasear al borde del mar. Genial. La verdad es que ha sido muy agradable a pesar de que en algunos momentos nos sobraba gente. Dejamos un «pendiente de volver».De vuelta a Madrid hicimos una parada en Andujar para visitar el centro del lince ibérico. Tuvimos oportunidad de ver a dos ejemplares en cautividad, macho y hembra, de avanzada edad. A pesar de que no se exhibieron mucho fue una experiencia preciosa para acabar estas mini vacaciones. El equipo fotográfico, Fujifilm X-T3 con el 18-105, salvo para las fotos del lince que utilicé el 100-400.