El primer fin de semana de septiembre cambiamos la playa por la montaña. El sábado al anochecer oí el inconfundible castañeteo de las cigüeñas. y ya en la oscuridad dos siluetas sombras cruzaron el cielo por encima de nuestro patio. No le di importancia pero si me sorprendió, hasta entonces no las había visto en la zona.