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Gambito de dama

Estoy viendo una interesante serie ‘Gambito de dama‘ que ha hecho que recuerde mi, ya lejana, relación con el ajedrez. Aprendí a jugar, más bien aprendí los movimientos de las piezas y las reglas, con los ‘Juegos reunidos Geyper’, que como tantos niños en los años 60 del siglo pasado (que antiguo y distante suena) tuve en mi infancia.

Gambito de dama, Madrid noviembre 2020

Gambito de dama, Madrid noviembre 2020

En el primer curso en el colegio NSR, 4ºEGB, me apunté, no sé si voluntariamente o por recomendación/imposición de algún progenitor, tutor, profesor o carcelero de los muchos que me rodeaban, a la escuela de ajedrez. No tengo muchos recuerdos de dicha escuela. Desde luego como escuela debió ser mala pues no tengo constancia de que aprendiera nada. Lo que si recuerdo es la primera partida que jugué: Mi contrincante, un niño creo que de un curso superior, no paraba de dar saltos de alegría al ganarme en cuatro movimientos por el jaque mate pastor … Debí abandonar pronto esa escuela pues como digo no tengo ningún recuerdo más que aquella humillación. No, no lo sentí como humillación sino como agria sorpresa de que me ganaran con tanta facilidad y con la desmedida alegría del contrincante. Supongo que cambié esta actividad deportiva por otra más física, más adaptada a mis condiciones innatas.
Flor, Madrid noviembre 2020

Flor, Madrid noviembre 2020

En mi adolescencia recuerdo seguir jugando al ajedrez en las épocas de internados y de campamentos. Era una forma de pasar el tiempo cuando tenías movilidad restringida, y me gustaba. Recortaba partidas de los periódicos, ‘blancas juegan y ganan’, y las pegaba en un cuaderno. Pasada la adolescencia, en la universidad, incluso me compré libros que aún conservo para seguir aprendiendo y jugaba con cierta regularidad. Y unos de los primeros programas que empecé a usar en el Spectrum fue como no, un programa de ajedrez. El ajedrez seguía conmigo. En mi boda me regalaron un tablero y unas fichas «buenas», un ajedrez Staunton. Y ahí en ese momento paró de acompañarme. El Staunton nunca se ha lucido en una partida. La persona que me lo regaló, con el que jugaba con cierta frecuencia, desapareció de mi vida antes de que tuvieramos oportunidad de jugar con él. Y no encontré, ni busqué, otro oponente. Al instante de escribir esto no sé siquiera donde están las piezas del ajedrez regalo de boda. El tablero sí, sé donde está, lleva 33 años en la bandeja inferior de la mesita central de metacrilato del salón.

Cocktel de gambitos, Madrid noviembre 2020

Cocktel de gambitos, Madrid noviembre 2020

¿Por qué el ajedrez desapareció de mi vida? Posiblemente no encontró hueco en mi nueva vida a partir de que empezará a trabajar y saliera de la casa familiar. En cierta forma, al ganar libertad, perdió su atractivo de refugio en tiempos muertos. Ya no tenía esos momentos: Tantas cosas que podía hacer y poco tiempo para hacerlas como para dedicarlo a un juego. Más de 30 años después ahora sigo en la misma circunstancia: tantas cosas que quiero hacer y tan poco tiempo para hacerlas. Bueno, eso hasta justo antes del puto virus. La verdad es que en el confinamiento el ajedrez hubiera podido ser un entretenimiento, pero ni en esas circunstancias me acordé de él.

Color otoñal, Madrid noviembre 2020

Color otoñal, Madrid noviembre 2020

Recordando y analizando retrospectivamente, recuperando sensaciones y sentimientos … creo que aparte del consumo de tiempo y que al final no todo lo puedes hacer y priorizas unas cosas sobre otras, hay una razón importante en mi abandono, algo que tiene un cierto peso para mi: Según avanzas en el ajedrez y quieres jugar mejor tienes que ponerte a memorizar muchas jugadas «tipo», aperturas, defensas, contraataques … Y la verdad es que eso no encaja en mi forma de ser. Lo percibo como algo poco creativo, que quita la magia de la improvisación. Por supuesto que en función del rival, más tarde o temprano, pronto era en mi caso, tienes todas las jugadas que te queden hasta el final de partida para ser creativo, pues ya no recuerdas los movimientos. Y otra reflexión, salvo que te metas en competiciones que tengas el aliciente de la competición, marca mucho con quien juegues para disfrutar y si no encuentras ese oponente u oponentes acabas olvidándote.

Mestizaje, Madrid noviembre 2020

Mestizaje, Madrid noviembre 2020

Recuerdo el programa de ajedrez con el que jugué una temporada: En el nivel 0 el ordenador sabia mover las fichas y poco más, le ganabas con bastante facilidad. Demasiado fácil. En el nivel 1 ya tenía las aperturas más típicas en ‘la cabeza’, respondía muy rápido los primeros movimientos, y analizaba alguna jugada, ya era para mi complicado ganarle. En el nivel 2, nada, no tenía opción, se tomaba su tiempo y siempre ganaba él. Nunca le encontré el gusto de verlo un reto que me daría un subidón de autoestima si ganaba a la máquina. Y el simple programita tenía hasta 10 niveles …

Estudiando ajedrez, noviembre 2020

Estudiando ajedrez, noviembre 2020

Aunque el ajedrez ya no tiene interés para mi si que lo considero un juego o deporte muy educativo y que debería formar parte de la formación básica de un niño Lo pondría como asignatura en alguno de los cursos escolares tempranos.

Fin veraneo 2020

Puesta de sol, 27 de agosto de 2020

Puesta de sol, 27 de agosto de 2020

Se acabó. Lástima. Lo bueno es que empezó y se ha disfrutado con felicidad. Ahora vuelta al trabajo, vuelta a Madrid actualmente epicentro europeo de la epidemia
Flamenco agosto 2020

Flamenco agosto 2020

A ver venir lo que tenga que venir. No hay planes. Hay incertidumbre. Pero lo que se pueda hacer lo vamos vivir… a tope.
Araña agosto 2020

Araña agosto 2020

Veranovirus

VIRRUS, agosto 2020

VIRRUS, agosto 2020

Al comienzo del verano, 21 de junio, no teníamos muy claro si podríamos veranear. Esto es, ir algún sitio fuera del domicilio habitual sin las obligaciones horarias del trabajo. Sin muchas pretensiones. En esos momentos todavía estábamos confinados en la Comunidad de Madrid. Fue pasando el mes de julio y las perspectivas, si no buenas, al menos no malas.

Playa COVID-19, agosto 2020

Playa COVID-19, agosto 2020

Así que al final hemos tenido veraneo y la verdad es que hemos podido hacer la mayoría de las cosas que hacemos un verano ‘normal’: dormir, leer, deporte, algo de fotos, ir a la playa … Claro que con prudencia, restricciones y adaptaciones. A pesar de esperar un verano diferente en esencia no ha sido tan distinto.

Parotet, agosto 2020

Parotet, agosto 2020

Según ha ido pasando agosto, los contagios han ido creciendo. Al principio hablaban de brotes, casos aislados y localizados, empezaron siendo unos 50 pero cuando hemos pasado de 1000 ya no hablamos de brotes. Para mi es la segunda oleada, o etapa, en España de esta pandemia. Los primeros brotes se localizaron en inmigrantes y temporeros, colectivos vulnerables donde las condiciones higiénicas distan de ser las convenientes para una epidemia.

Complementos de playa, agosto  2020

Complementos de playa, agosto 2020

Luego, enseguida, el irrefrenable gusto por la convivencia social de los españoles dio lugar a los brotes en celebraciones, reuniones de amigos, fiestas variopintas, botellones, discotecas … situación agravada por ser mayoritariamente el contagio entre personas jóvenes en muchos casos asintomáticos y por tanto indetectable, que acaban trasladando el virus a sus familias. Curioso que el virus parece tener predilección para el contagio cuando hay bebida y comida de por medio. Lo cual es muy perjudicial para la sociedad española que no concibe la necesaria relación con semejantes fuera de comidas y copas.

Cielo, agosto 2020

Cielo, agosto 2020

Septiembre se presenta muy incierto. En agosto este país se desactiva mucho por las vacaciones, no hay toma de decisiones. También hay mucha gente desplazada. ¿Qué pasará cuando volvamos a nuestras residencias habituales y trabajos? Todo apunta que lo sanitario se priorizará sobre lo económico y volveremos a restricciones como las que se tuvieron en la primavera pasada.

Garza, agosto 2020

Garza, agosto 2020

Pero estamos hablando de este verano. No ha sido muy caluroso, al menos para mi, una vez fuera de Madrid. No hemos tenido el típico día de encerrarte en la casa con el aire acondicionado por no poder estar en la terraza. Y después del encierro primaveral se agradece estar al aire libre todo lo posible. Me he encontrado bien estos días.

Distancia en la playa, agosto 2020

Distancia en la playa, agosto 2020

La combinación de dormir y deporte me sienta bien. El agua del mar también me ha venido bien para la piel. Tener dos meses de vacaciones me convertirían en un hombre nuevo :D. Y qué decir cuando esté jubilado! Pero lo mejor del verano ha sido la compañía … no pudimos tener viaje familiar en julio pero a cambio hemos estado tres semanas los cuatro juntos.

Familia, agosto 2020

Familia, agosto 2020

G-L-O-R-I-A

Jesus died for somebody’s sins but not mine.

Garmayen por ?, 1979

Garmayen por ?, 1979

Se me erizan los pelos del cuerpo cuando oigo esta canción. Y así es desde 1976, la primera vez que la oí cuando era estudiante interno en un colegio. Aunque el mejor recuerdo lo tengo de escucharla una noche en La Vaqueria de la calle Libertad. Un icono de una época de mi vida. Fue en los años de mi paso del adolescente rebelde gamberro al joven rebelde pensador. En cualquier caso, rebelde. Esa chica, mujer, persona, con tanto carácter y fuerza a pesar de su desgarbado y flaco aspecto, cantando con esa energía e inconformismo, era un modelo para mi.
Nueva York, julio 2015

Nueva York, julio 2015

Este mes de junio, día 23, teníamos las entradas para una única actuación de Patti Smith en el Teatro Real. Lamentablemente, como otras muchas cosas en esta negra época, el concierto se canceló. Patti tiene más de 70 años, la probabilidad de verla en el escenario va a ser muy baja. Pero aunque me hubiera gustado que hubiera ocurrido tampoco iba a reemplazar este concierto los sentimientos y sensaciones que tengo interiorizados. Tal vez sea mejor así, o no, si hay otra oportunidad volveré a intentarlo.
Is art? MoMA, octubre 2015

Is art? MoMA, octubre 2015

Como no había concierto, me he comparado un libro de ella, Eramos unos niños, donde narra recuerdos de sus infancia y sobre todo su relación con Robert Mapplethorpe, cuando coinciden jóvenes en Nueva York. Me está gustando porque me devuelve recuerdos de mi propia juventud, salvando mucho contexto diferente, social, geográfico, tal vez no tanto temporal, pero con coincidentes impulsos vitales.
La Tierra DEP, 1979

La Tierra DEP, 1979

Desconocía la intima relación de Patti Smith y Robert Mapplethorpe, a pesar de mi admiración por ambos nunca indagué en sus biografías. Si siempre me gustó la foto de la portada de Horses, ahora le doy doble valor al saber que es obra de Mapplethorpe. He ido a buscar el vinilo que seguro que tenía… y ya no lo tengo. Sé que lo tuve pero en la neblina del recuerdo no sé si fue mío o prestado y lo devolví, o tal vez era mio y lo dejé sin vuelta. Sin lugar a dudas, en la primera ocasión lo voy a comprar.
Nueva York, octubre 2015

Nueva York, octubre 2015

El que si tengo es el tercer disco, Easter. Lo gané en el campeonato de fútbol del campo de trabajo de julio de 1979. Fue gracioso porque los equipos se hacían por sorteo y salvo Javier Iturmendi y yo jugábamos algo, el resto del equipo no sabía dar a la pelota con el pie. Bueno también teníamos un portero, Willy, que no hacía falta que le diera con el pie, paraba y mucho. El caso es que, sorprendentemente, ganamos, yo adelante, Javier dándome pases y el resto a ponerse delante del contrario en plan muro y a recibir pelotazos. Estaba yo en un momento de forma extraordinario. Al ganar el campeonato nos regalaban un disco a elegir. Y elegí Easter de Patti Smith, y ese sí que me acompaña desde entonces.
Puente de Brooklyn, octubre 2015

Puente de Brooklyn, octubre 2015


NOTAs: Esta entrada la empecé el 12 de marzo de 2016, supongo que tras una emotiva audición que me inspiró. Escribí:

Se me erizan los pelos del cuerpo cuando oigo esta canción. Y así es desde 1976, la primera vez que la oí estudiante interno en un colegio. Para mi todo un símbolo de una época.

Y ahí se quedó … Y cuatro años después lo he continuado. Evidentemente en el 2016 no sabía que iba a tener la oportunidad de ver a Patti actuar … ni que la iba a perder por algo tan de ficción como una pandemia.

Easter, julio 2020

Easter, julio 2020

En la entrada comento que no hay mucha distancia temporal entre el relato de Patti y mi adolescencia. Son entre 10 y 15 años pero creo que el nervio vital y los estímulos externos que tendría un joven en Nueva York en los 60 no serían muy diferentes de los que tenía un joven en Madrid la segunda mitad de los 70. Aún siendo Nueva York la capital del mundo y Madrid una capital de provincia.
Vista desde el MoMA, NY octubre 2015

Vista desde el MoMA, NY octubre 2015


He buscado fotos de aquellos años, míos, y no he encontrado mucho. No hacía, ni me hacían, muchas fotografías, era un estudiante sin ingresos y comprar un carrete, revelarlo y pasarlo a papel suponía contar con un dinero que rara vez contaba con él. En aquellos entonces usaba la Yashica telemétrica que fue de mi padre. El hizo muy buenas fotografías, en cambio yo nunca lo conseguí, quiero creer porque me llegó rota … El caso es que las pocas fotografías de entonces son malas y además los negativos están en muy mal estado. He rescatado una foto que alguien me hizo tocando la guitarra, y otra de un burdo y obvio bodegón reivindicativo. Yo también pensaba en ser un artista 😀 y estaba comprometido con la no violencia y el ecologismo … El resto de fotos que acompañan son del viaje a Nueva York de octubre de 2015. He buscado fotos que tal vez no hayan cambiado mucho en esa ciudad desde los años 60, y si no, da igual.
Garmayen por garmayen, julio 2020

Garmayen por garmayen, julio 2020