Para fauna compré el Fujinon 100-400 en su día y, claro, para este viaje era la estrella. Y la verdad es que ha brillado. No es muy luminoso, en cuanto que no es un 2.8, pero a cambio tiene un peso que todavía puedo levantar. Solo hubo un día en que noté el brazo cansado. Hay que observar que la mayoría del tiempo lo pasas sentado en el 4×4, solo cuando fotografías es cuando te enfrentas al peso, pero ya está bien con eso. En cuanto a la luminosidad del objetivo en momentos de poca luz, o con los animales en sombra, te ves obligado a usar un ISO alto con lo cual hay fotos con un cierto nivel molesto de ruido.
Esto se agrava si ponemos el duplicador, que llevé, pues te pones mínimo a f9 de apertura … Entre que la focal puede llegar a 800 mm y cualquier vibración estropea las fotos, y que generalmente los animales se mueven y necesitas velocidades de 1/2000, o más rápidas, pues te pones fácil con ISO 3200, y más. También la apertura afecta al bokeh, fondo desenfocado suave. Lógicamente es más bonito el que te da un 2.8 en Full Frame. Pero vamos, esto es rizar el rizo, estoy muy muy contento con las fotos realizadas.
Por muy viaje de animales, un viaje tiene otras cosas que fotografiar, así que lo complementé con el todoterreno 18-135. Además de para algún paisaje, escena callejera,…. tuvimos ocasiones en que los animales estaban tan cerca que no podías dispararles a 100 mm, se te salían del encuadre. Este todoterreno es lo que es, no es el objetivo más nítido, pero a mi en los viajes me hace mucho papel. Y finalmente el 12 mmm pues tenía en mente hacer alguna foto nocturna ¿No decían de las espectaculares noches africanas?. Bueno pues este objetivo si que no tuvo oportunidad de salir a escena: En el Ngorongoro tenía una buena vista desde la habitación pero las noches fueron nubladas y con niebla. En el Serengeti y en Tarangine no podías salir por las noches si no era acompañado de un vigilante armado. Y en el lago Manyara, que decían que no había peligro, en seguida tenías un vigilante a tu espalda con linterna. Así que nada de nocturnas.
Y ahora hablemos de la cámara … cámaras. Lo obvio, llevar la X-T3. Y por primera vez decidí hacer caso a un consejo habitual, llevar dos cuerpos por si acaso y también llevé la X-T1. ¡Y menos mal¡ La X-T3 se estropeó. Estando en el Lago Manyara, vi que mover la rueda del dial de velocidades no cambiaba la velocidad que la cámara aplicaba al disparo. Se había quedado en 1/1000, pusiera lo que pusiera en la rueda. Eso restringía mucho el disparo, sobre todo para animales en movimiento. Decidí cambiar el 100-400 a la X-T1 y el 18-135 a la X-T3. Me pasé unos buenos ratos peleando con configuraciones por si era un tema tonto de haber tocado algún botón, pero nada. Al final ha ido al servicio técnico donde todo apunta a que se va a pasar el verano. Ya veremos el importe.
Esta avería me genera muchas dudas para el futuro. Desde Nikon llegué a Fujifilm por el tamaño y peso más reducido del sistema APSC de la línea X respecto a la linea FX de Nikon. Esta reducción de peso y tamaño (y precio) me pareció, y me parece, muy apropiado para viajes. Pero mantener dos sistemas es un poco complicado a veces cuando vas a hacer un viaje fotográfico, ya que no te vas a llevar todo y tienes que elegir cuidadosamente de kas dos marcas cual vas a llevar. Ahora mismo para viajes fotográficos de paisajes y nocturnas he optado por Nikon. Pero pesa mucho más … y si tengo que llevar dos cuerpos de cámara como quiero hacer para viajes futuros, pues más. El caso es que estaba decidido a invertir en objetivos de Fuji para hacerlo el sistema 100% de viajes y dejar Nikon.
Pero con esto ¿Es el sistema Fujifilm suficientemente resistente, robusto, fiable como para aguantar el tute de mis viajes? Mis tres cámaras Nikon, FM2, D200 y D810 no han tenido ningún percance, no han ido al SAT nunca. A cambio, la X-T1 tuvo condensación en una catarata de Islandia y al cabo de pocos años todas las gomas despegadas y las tapas de los conectores abombadas, y la X-T3 el fallo del dial que ya veremos en qué acaba en su visita al SAT. Una faena, no solo por el inconveniente de la no disponibilidad de la cámara y el dinero, sino por la sensación de no saber que hacer para el futuro.