Hemos pasado del frio y el hielo de Noruega al calor y el fuego de las Fallas.
Así, sin transición, y de paso, del invierno a la primavera.
Un no parar.
Islas Lofoten
Nuestro viaje de invierno de 2023 lo hemos hecho al archipiélago de las islas Lofoten en Noruega. En este tipo de viajes, bueno en todos pero con estos más, corres el riesgo de tener mal tiempo y que no puedas hacer casi nada. Lo sabes pero esperas que no te pase. Esta vez fuimos bastante afortunados, de cinco días en el archipiélago solo uno salio tan malo que lo único que pudimos hacer fue meternos a ver un museo. Es decir un 80% de efectividad, no está mal. Además coincidió el día malo con el último, en Leknes, que ya íbamos a repetir sitios. De las islas hemos vistado el extremo sur, desde Leknes a Å. Con base principal en Hamnoy, y en Leknes para estar cerca del aeropuerto, el primer y último día, he hecho algunas fotos bonitas, postalitas, de las típicas que si vas a Lofoten tienes que hacer aunque no seas nada original. Ya que el paisaje es espectacular hacer buenas fotos no tiene mucho mérito, pero algunas algo de trabajo, o de esfuerzo, si han tenido, como un amanecer en Eliassen. ¡El segundo amanecer que hago! Me cuesta tanto levantarme pronto…En cambio con las noches no tuvimos tanta suerte. No he vuelto con la foto espectacular de una aurora boreal impresionante a pesar de que lo intentamos. Será necesario esforzarse más :D, buscar buenas localizaciones, lo cual puede implicar desplazarte por la noche con sus riesgos, pero además contar con la fortuna a tu lado y que el cielo esté suficientemente despejado. Ya veremos. De todas formas puedo decir de este viaje que he visto una aurora, en Bodo, si no la más grande la más extensa, y otra, en Lofoten que ha sido la más intensa hasta ahora. Puedo decir que las auroras se ven verdes al ojo humano si el nivel de luz se suficiente. Solo me queda la foto.
PD. No es mi segundo amanecer, y tal vez no sea el tercero. Al menos antes de esto tengo el de las Teton y Monument Valley.
Leonora Carrington
Este pasado fin de semana visité la exposición de Leonora Carrington, artista de la que no había sabido nada hasta ahora y me ha encantado su obra. Y también conocer su vida, rebelde desde niña, luchó contra las limitaciones de ser mujer en su época. Consiguió desarrollarse como persona y artista por encima de todas las dificultades. Sin duda un referente, toda una revelación. Sus cuadros me transmiten inquietud e incertidumbre. Aunque puedan parecen sentimientos negativos, en realidad son sentimientos que te abren todo un mundo a imaginar. No es posible saber qué le lleva a dibujar unas figuras u otras, unos colores u otros … ¿Qué quería contar exactamente? A pesar de los títulos y textos que acompañan a algunas de las obras, a mi me queda claro que no lo puedes saber, ni falta que hace. Es admirable el uso que hace que las texturas y como en cada rincón puede aparecer un dibujo fascinante. Lástima que hubo mucha gente y poco tiempo. En algunos cuadros me hubiera quedado clavado por un tiempo tan infinito como su contenido.