Archivo de la categoría: Paisajes
En medio del otoño de 2022
Imágenes de Irlanda (IV)
Y con esta entrada acabo con anécdotas y momentos del viaje.
En Cork dormimos dos noches. No es una ciudad con lugares espectaculares pero tiene su identidad y carácter. Y como todas las ciudades irlandesas, animada, sobre todo el sábado, donde después de cenar, nos metimos en un pub donde tocaba un grupo aficionado pero que sonaban muy bien y tocaban «canciones de toda la vida». La noche siguiente decidimos volver a intentar lo del entrar en un pub con música y fuimos a uno que vimos animado el sábado y no tuvimos sitio. Esta vez encontramos sitio pero para cenar lejos del escenario,. Nos dio igual, al ser domingo la música acabó bien pronto. Pero la sorpresa era la decoración del pub, el Thommond Bar ¡Estaba totalmente dedicada al rugby! Y más específicamente al equipo de la provincia, el Munster, mi equipo europeo preferido. Claro, Thommond Park es el estadio habitual donde juega el equipo. No sabía donde mirar, había muchos carteles de partidos desde después de la II guerra mundial. De los recientes reconocí algunos que había visto. Debería haber fotografiado todos esos carteles, pero me centré en cenar a pesar que no fue una de las mejores del viaje.
Glendalough es un precioso valle con dos lagos (como su nombre gaélico indica) entre montañas. Fue nuestra última visita antes de ir al aeropuerto. Por la mañana salimos de Cork y recorrimos unos cuantos kilometros antes de llegar al centro de interpretación. Dimos un buen paseo aunque sin apurar mucho para llegar con tiempo para todos los trámites aeroportuarios que desde la pandemia se han convertido en eternos en todos los aeropuertos que he pisado: Madrid, Alicante, Manchester, Reikiavik, Londres y Dublin. Total para luego tener un retraso en el vuelo de 2 horas. Glendalough fue una bonita despedida de los grandes paisajes irlandeses. Un poco a última hora apuntamos como destino Brú na Bóinne, donde habiamos leido que había unos restos neolíticos pero sin profundizar más. Así que cuando salimos de Dublín en dirección Belfast como nos quedaba en el sentido de la marcha, pusimos en el GPS/Google maps «Brú na Bóinne» y nos llevo por estrechas carreteras hasta una verja en medio del campo. Primera lección que aprendimos ese día, nunca pongas, a ser posible, en el navegador el nombre genérico de un lugar, mejor algo concreto como «Centro de interpretación Brú na Bóinne». Así si llegamos y vimos la magnitud de la visita: no era llegar y ver unas piedras. Solo puedes llegar al yacimiento arqueológico en un autobús y previa obtención de una entrada en línea con cupo. Y ya estaba el cupo del día cubierto. Nos conformamos con ver el centro de interpretación que ya de por si está muy bien. Segunda lección del día, siempre informarte por Internet antes de ir a visitar un sitio. Lo aplicamos en el resto del viaje, ya no solo por saber los días de visita y horario, cada vez hay más lugares que te piden que la entrada la adquieras previamente. Nos conformamos con ver el túmulo funerario de New Grange en la distancia desde un puente sobre el rio Boyne. Muy cerca de ahí se libró en 1690 la histórica y relevante batalla del Boyne que supuso la victoria de Guillermo de Orange sobe Jacobo II y por lo tanto el dominio de los protestantes británicos en Irlanda. Cómo no! En Dublín no perdimos la oportunidad de visitar la fábrica de Guiness en St. James’s Gate. El edficio de arquitectura industrial es bonito por fuera, con sus paredes de ladrillo. Por dentro sobre estructuras antiguas y modernas han creado una exposición sobre la fabricación de la cerveza a lo alto de 5 plantas del edificio. Sobre el edificio antiguo han creado una planta superior donde está el Gravity Bar que tiene unas vistas de 360 grados de la ciudad y por supuesto te puedes tomar la pinta de cerveza incluida en la entrada.Pero hubo más! Se verán cuando haga la galería del viaje, espero que pronto.
Imágenes de Irlanda (III)
En el condado de Kerry hay una ruta circular con obvío nombre de anillo de Kerry. Es una de las clásicas excursiones turísticas de la isla. Hacer el anillo completo se nos salía del programa pero podíamos recorrer un trozo entre Killarney y Kenmore atravesando el parque nacional. El día era malo, lluvioso y ventoso. Empezamos visitando el castillo de Ross por fuera, no nos cuadró la hora de visita. Visitamos la abadía de Muckross, excepcional, no tiene ni un techo pero el resto de la estructura se conserva perfectamente. Y nos pusimos camino a Kenmore atravesando el parque nacional, lamentablemente la carretera era muy estrecha y transitada con lo que no se podía prestar mucha atención al paisaje. En un par de ocasiones me encontré con un autobús de frente teniendo que parar y maniobrar para que pasáramos. A la vuelta a España leí que los autobuses van siempre en un sentido del anillo, a contra-hora, para evitar encontrarse dos de ellos de frente. Por supuesto nosotros íbamos en el sentido contrario a los autobuses, eso explicaba porque me encontraba tanto tráfico de frente. Intenté fotografiar el paisaje desde «Ladies view», un famoso mirador, y solo conseguí llenar de gotas de lluvia la lente. En Kenmore vimos una curiosa tienda de regalos, que, entre chorradas varias, destacaban unas lapidas :O. Desde Cork visitamos el castillo de Blarney. Al igual que la abadía de Muckross este castillo está muy bien conservado. La visita por su interior es bien merecida y menos mal que decidimos realizar la visita a primer hora de la mañana, nos evitamos la larga cola de turista que se organiza según pasa el tiempo. El castillo tiene una leyenda por la que si besas una piedra que hay en lo alto de la torre tendrás el don de la palabra. El problema es que para acceder a la piedra tienes que dejar colgado en el aire un buen trozo de tu cuerpo. Por mucho que haya unos «ayudantes» sujetándote, ningún miembro de la familia se decidió a mejorar sus dotes de parlanchín.
Pasamos por Kinsale un pueblecito de casas pintadas de colores que no nos terminó de convencer, parecía muy artificial. Sin embargo, sí que nos gustó Cobh con sus casas «Deck of Cards» pintadas de colores. Había visto una foto de estas casas desde una perspectiva en la que además de las cassa se veía prácticamente entera la enorme catedral por detrás. Estuvimos un buen rato buscando ese punto de disparo y llegamos a la conclusión que era desde un jardín de una casa que tenía el acceso cerrado. También nos dimos cuenta al ver fotos que algunas de las casas habían cambiado de color, desde más llamativos a más discretos. Aparte de los colores, el pueblo, con su puerto y su imponente catedral, nos pareció muy encantador y animado.