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Nikko
Takayama
Esperaba algo más de Takayama. Cuando leí y vi sobre Takayama me vino el recuerdo de HoiAn, en Vietnam, una pequeña ciudad que mantiene el sabor antiguo y tradicional. Y así es, Takayama es ciudad pequeña en las montañas y que le queda lo antiguo y tradicional pero con menos sabor que la vietnamita.
Takayama está a algo más de 3 horas de Kioto en tren. Lo habitual es pasar una noche allí y hacerlo en un ryokan con onsen pero a nosotros nos echaba atrás el ir con las maletas así que nos decidimos hacerlo en el día a pesar del tiempo que consumes en la ida y vuelta. Llegamos sobre las 11 y lo primero que hicimos fue acercarnos al mercado que sabíamos que cerraba pronto. Cuando llegamos ciertamente no habían muchos puestos pero creo que en cualquier caso no es un gran mercado, nada que ver con el de HoiAn y no vamos a comparar las dos ciudades más. Siguiendo con el plan previsto del mercado fuimos a recorrer el camino de Higashiyama empezando por el círculo del Shiroyama Park. El caso es que el camino estaba parcialmente nevado y no veíamos a ningún turista, solo nos cruzamos con dos nativos, con uno de los cuales intentamos hablar para saber si íbamos bien y no fuimos capaces de entendernos. El paseo desde luego es muy bonito y relajante, de lo mejor para empezar una mañana como la que teníamos, algo fresca pero muy soleada. Completamos el círculo y decidimos bajar al pueblo y empezar por el otro extremo ante la duda que el camino estuviera nevado y tuviéramos que retroceder. El caso es que donde se supone que empezaba el camino no lo veíamos. Y tampoco veíamos a ninguna persona! Estuvimos dando vueltas tontamente sin dar con él hasta que encontré una escalera que subía a un sendero impracticable pues estaba lleno de ramas y maleza probablemente por un temporal reciente.Desistimos de recorrer el sendero y volvimos al centro urbano a ver las calles de la parte antigua de Takayama. Hasta ese momento nos sentíamos como los únicos turistas, la razón es que estaban todos en las calles viejas, al parecer a nadie le había dado por andar por el campo salvo a nosotros. Las casas mantienen la estructura antigua, son del 1600-1800 y están muy bien conservadas. Por supuesto la mayoría son tiendas de artesanía o productos propios como el sake, restaurantes, museos, … pero hay alguna que parece un hogar. El buey de Kobe tiene una merecida fama de carne espectacular pero sin duda la ternera de Hida es como poco igual de exquisita. Takayama está en la región donde se crían esas vacas así que está lleno de restaurantes donde la puedes comer. Buscamos uno que nos pareció adecuado y fuimos a por ella. No es una carne barata, tiene distintos niveles y grados para medir su calidad. Queríamos probar la mejor y siendo prudentes pedimos además una de menor calidad para completar. Acabamos pidiendo otra ración de la mejor. La hicimos en la barbacoa típica japonesa a la brasa vuelta y vuelta acompañada de verduras. Una maravilla.Después de comer seguimos viendo la zona antigua, compramos alguna cosa y entramos en una degustación de sake pensando que era de misu :D. El sol iba bajando y un viento frio, que sonaba a despedida, corría por las calles. Takayama estaba ya vista. El billete de vuelta era a las 18:46 con llegada a las 22 a Kyoto …tarde para cenar. A las 16:30 salía otro, fuimos rápidos a la estación a ver si podíamos cambiar el billete y así fue. He de reconocer que Takayama tiene cosas bonitas pero el mejor recuerdo que me queda es la ternera de Hida. Lamentablemente me dediqué a comer y no tengo una buena foto de la carne pero creo que tardaré en olvidarme.Fotografiando en Japón
La fotografía es el corazón de este diario y aunque seguramente a los lectores les importe poco o menos que otros asuntos del viaje voy a empezar hablando de equipo fotográfico y cuestiones relacionadas. Como en mis últimos viajes desde el de Egipto, la cámara y objetivo han sido la X-T1 y el 18-135. No había ninguna foto específica que quisiera hacer así que de primeras no me planteé llevar nada más de objetivos aunque al final me entró la duda y por si acaso cogí el 12mm. También el trípode fue a la maleta. Ni uno ni otro se han movido del sitio que ocuparon al salir de Madrid.
Japón ha sido uno de los paises que en más sitios he visto prohibir hacer fotos. Muchos de ellos no tenía ningún sentido que se prohibiera, en algunos hasta me cuestiono que alguien quisiera hacer fotos. En otros lo que se prohibe es el uso de trípode, en este caso con más razón: La masa de turistas es muy grande y poner trípodes dificulta el desplazamiento. Y ese ha sido el mayor de los inconvenientes para fotografíar: La gente, la masa, la aglomeración desmedida de personas. Sólo he podido hacer fotos con tranquilidad en el primer lugar que visitamos por la mañana al madrugar. Luego ya hordas de turistas hasta un punto inimaginable. En este viaje he hecho poca foto «postal». Los monumentos con demasiada gente para sacarlos en la distancia y de paisajes amplios pocos hemos tenido. La mayoría de fotos han sido de detalles más que de escenarios. Ha habido algo de fotografía social, algo de arquitectura (templos y santuarios), algún retrato, incluso algún animal y mucha flora.Es la época de la floración de los cerezos (cherry blosssom, asakura) y árboles similares que da un color al paisaje que hay que fotografiar. El problema es que por cada ciruelo hay cien personas fotografiando, cuando no tienes a toda una familia debajo haciendo un picnic (Hanami). He hecho muchos intentos de plasmar en una fotografía la belleza que percibes con tus ojos pero no lo he conseguido. En todas las fotos encuentro algo a faltar o a sobrar. A parte de cerezos, ciruelos, almendros y similares, encuentras muchas flores dignas de ser fotografiadas. Es un clima húmedo y se nota en la vegetación.Me he encontrando con un cierto número de fotos trepidadas, movidas o fuera de foco. No hemos tenido días luminosos. Nada de ese sol mediterráneo que tenemos aquí. Ha habido mucha nube, mucha sombra de árboles y mucha espiritualidad en la oscuridad. El resultado exposiciones a baja velocidad y con ISO alto. Habitualmente disparo en modo prioridad a la abertura dejando en automático la velocidad y la sensibilidad ISO confiando en el buen hacer de la cámara. Pero eso tiene un límite claro y he estado frívolo no mirando en el visor las condiciones de disparo con la debida diligencia. La ansiedad del disparo fotográfico.Pero, como siempre digo, esto no era un viaje fotografíco sino un viaje (y punto). Y de verdad que lo hemos disfrutado. 🙂