El penúltimo fin de semana del verano, me acerqué a L’Albufera al ver la puesta de sol, tanto el sábado como el domingo. Había pasado todo el verano sin pasar. Bueno, no, fui un día pero había tanta gente que no me quedé. El embarcadero se ha puesto de moda, han arreglado (mejorable) los accesos y el aparcamiento, y está hasta arriba. Como era la última oportunidad para hacer una puesta de sol este verano 2020 me armé de valor y busque un hueco entre las multitudes para poder fotografiar. El domingo tuvo una puesta de sol más bonita que el sábado. Iba con el 12mm con lo que puede capturar una buena cantidad de colorido cielo y reflejos en el agua, junto a los mornells que este año, no sé si debido a la epidemia, se han quedado puestos desde el invierno. Con ese escenario, poniendo de mi parte una exposición suficientemente correcta y un encuadre correctas las fotos debían quedar, y quedaron, llamativas. Preciosos colores, intensos, que tras el procesado más que una foto parece un cuadro. ¿pero eran esos los colores que tenía la puesta de sol?
L’Albufera, 13 de septiembre 2020
¿Cómo conseguir una fotografía con el color fiel a lo que ves? En la fotografía digital el sensor, formado por diminutas celdas fotosensibles (pixeles), capta la intensidad lumínica, y sin entrar en detalles, calcula el color de cada pixel. Está información se codifica y se escribe en un fichero (el famosos fichero RAW). Para conseguir algo que podamos visualizar hay que interpretar ese fichero. Las cámaras digitales más simples y baratas, hacen esa interpretación sobre la marcha, no hay fichero RAW al que puedas acceder y te dan un fichero interpretado, normalmente JPEG, en base a determinados parámetros o configuraciones que con suerte puedes elegir. Las cámaras con más pretensiones te permiten muchas opciones de interpretación de la información del sensor en la propia cámara y además puedes extraer el fichero RAW y tratarlo con programas de edición fotográfica. Todo esto te abre un mundo de posibilidades que evidentemente no tiene porque tener como resultado una representación fidedigna de lo que tu has visto, todo lo contrario, lo difícil es que la fotografía lo sea. Lo cual no necesariamente es imprescindible. Depende de lo que estés buscando.
L’Albufera, 13 de septiembre 2020
Esta fase de interpretar la señal recogida por el sensor la denomino, por analogía con la fotografía química, revelado. Y a veces es un quebradero de cabeza. En el caso que me ocupa, la puesta de sol, conseguir los colores que veía ha sido imposible. La zona del sol era de color tomate, no naranja ni amarillo. Uno de los parámetros importantes en la interpretación del color es el ‘
balance de blancos‘, la temperatura de color de la luz que ilumina nuestra foto. Normalmente en una escena de dimensiones pequeñas con iluminación homogenea es fácil ajustarlo con un objeto gris neutro o blanco. Pero en una puesta de sol …, pues no tanto. Y otro parámetro a considerar es que en las cámaras normalmente, justamente por tener que interpretar el color, vienen una serie de ‘controles de color’, ‘perfiles de color’, ‘simulación de película’, que puedes elegir y la misma foto aparece con tonos y contraste diferentes. Y finalmente todo eso lo puedes decidir con un programa de edición fotográfica donde por supuesto, aun aplicando el mismo balance de blancos y perfil de color, el resultado es distinto. Yo uso tres, fundamentalmente On1 Photo RAW, pero también Adobe Camera RAW/Photoshop y Capture 1 y partiendo del mismo fichero RAW no soy capaz de obtener un JPEG idéntico. Tanto rollo para justificar que no sé a qué color quedarme.
L’Albufera, 12 de septiembre de 2020
Mientras escribo esto, el otoño ha llegado puntual a su cita trayendo días frescos, ventosos y lluviosos. ¡Me gustan! Lamentablemente también el virus nos está acompañando con la misma intensidad o más que en marzo.