tren turístico que va desde Fort William a Mallaig y vuelta. Cuando empecé a preparar el viaje recopilando lugares de interés me encontré en algún lugar del ciberespacio con el viaducto de Glenfinnan y lo marqué en el mapa pensando el algo llamativo desde el punto de vista arquitectónico. Ya finalizando la preparación del viaje una semana antes de partir, cuadrando los tiempos, fue cuando me enteré que el viaducto era famoso por el paso del tren que en la película de Harry Potter aparece como el Hogwarts Express.No he leído los libros ni visto ninguna película de Harry Potter así que para mi primera noticia sobre su existencia. Pero, vamos, que ahora parece que si no tienes una foto del trenecito no has estado en Escocia. Así que allí fuimos, con unos cuantos más, asiáticos y americanos mayoritariamente a verlo pasar. El tren al llegar al viaducto se para para que las personas que viajan en él puedan hacer fotos del bonito entorno aprovechando el punto de vista elevado. Y además hacen la foto a la gente como nosotros que hacen la foto al tren :D. El tren, cuando arranca, hace sonar el silbato y saca humo por la chimenea. Toda una puesta en escena. De valle a valle, de Glenfinnan a Glencoe. Glencoe (o Glen Coe) es un valle estrecho entre montañas con orientación este-oeste, un paisaje «muy escoces». Nosotros veníamos del oeste y lo primero que te encuentras es el centro de visitantes donde aprovechamos para hacer una comida campera y enterarnos del entorno. A lo largo del valle va una carretera, con bastante tráfico, no solo de turistas sino también de nativos que estábamos a viernes por la tarde, con aparcamientos para poder coger pistas para andar. En el sentido que íbamos primero paramos en los aparcamientos del lado norte y al llegar al final del valle dimos la vuelta para ir parando en los del lado sur. Justo donde dimos la vuelta vimos un ciervo que pensábamos disecado pues parecía que no se movía. Pero si, estaba vivo y debía estar acostumbrado a las personas pues pude acercarme mucho y no se fue corriendo Glencoe es otro sitio para andar, nosotros nos conformamos con paseos cortos y fotos. El último sitio del día fue Loch Lommond, en el Parque Nacional de los Trossachs, un lugar de bosques preciosos y lagos. El hotel lo teníamos prácticamente al borde del lago así que nos dimos un paseo mientras caía la tarde. Nos levantamos al día siguiente, sábado y último del viaje, con un cielo nublado que no tardó en darnos la lluvia que tendríamos todo el día. Nos adentramos en los Trossachs siguiendo la carretera que pasa por los lagos Ard y Chon en busca del reflejo perfecto, cosa complicada si te está lloviendo y las gotas de agua te rompen el espejo. Los impresionantes bosques con variedad de árboles y vegetación es la cosa que más me ha gustado de Escocia. De ahí al corazón de los Trossachs, el lago Katrine. Llegamos hasta el embarcadero del lago, de ahí salen unos barquitos de vapor que recorren el lago y que hubiera sido bonito de hacer si no fuera por la fuerte lluvia. Era un día gris, gris. Seguimos el camino ya orientados hacía Edimburgo para ver el Priorato de Inchmahome una abadía en ruinas en una isla en un lago. Pues tampoco pudimos verla, habían cancelado las visitas, se llega en barca, por el temporal. Pues ya solo nos quedaba el Castillo de Doune, Invernalia en Juego de Tronos, así que llegamos un poco antes de lo previsto a Edimburgo lo que permitió una imprevista visita-paseo a la ciudad, que bien se lo merece. Al día siguiente con dos horas de retraso volvimos a Madrid. A Escocia se puede volver, hay mucho sitio todavía por ver: La costa de Aberdeen, la isla de Mull, las North Highlands por encina de Inverness … a parte de ver mejor Skye, The Trossachs o la parte oeste de las Cainrgorms. Mucho que ver.
Cogimos el primer ferry de la mañana para salir de Skye así que tuvimos que madrugar un poco. Este ferry nos dejaba en Mallaig a buena hora para llegar a tiempo a Glenfinnan a ver pasar por encima de un viaducto el Jacobite Steam Train, un