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Memorias del virus III (diez días de marzo)

El 1 de marzo de 2020 todavía me encontraba en Noruega. Ese día hicimos un viaje por los fiordos del Sur, precioso. Íbamos en una minivan con otras 10 personas. Al final del viaje. volviendo ya a Bergen, una de las personas en el asiento de atrás tosió un poco y recuerdo que me puse un tanto nervioso. Iba a ser una sensación recurrente en el futuro.

Luces del norte, Noruega febrero 2020

Luces del norte, Noruega febrero 2020

Al día siguiente 2 de marzo, regresamos a Madrid: volamos de Bergen a Oslo y de Oslo a Madrid y llegamos hacia el mediodía. En las noticias estaba dando una rueda de prensa el Director del centro de emergencias sanitarias y mi pensamiento inmediato fue «Fernando, te estás columpiando». Conozco a Fernando Simón desde hace mucho tiempo pues es el marido de la hermana de uno de mis mejores amigos. No lo he tratado mucho, pasó mucho tiempo en África trabajando en epidemiología y realmente las veces que lo he visto ha sido en unas pocas reuniones de amigos, siempre con esa aurea de científico despistado. Creo que hizo muy buen papel en la crisis del ébola, dió un mensaje de tranquilidad necesario en aquellos momentos. Ahora bien, tal como iba la evolución de la epidemia aquí en España el mensaje que yo le oí ese día 2 de marzo me pareció fuera de lugar. Me parecía demasiado suave, demasiado restando importancia. Yo estaba convencido de lo que iba a venir y lo adecuado seria ir preparando mentalmente a la población.
Tierra del sur, Fuerteventura enero 2005

Tierra del sur, Fuerteventura enero 2005

Me reincorporé a mi trabajo diario. Mi oficina estaba en la planta 13ª de un edificio y al subir al ascensor iba como siempre, lleno de gente y, la verdad, me pareció muy poco recomendable tantas personas, hasta 8, metidas en un espacio cerrado tan limitado. De hecho, a partir de ese día evité llegar o salir a la hora punta para para coincidir con la menor gente posible. Por supuesto en el trabajo se hablaba bastante del tema, recuerdo un gran debate que había entre las madres de la oficina: Aquellas que defendían que deberían cerrarse los colegios y aquellas que estaban totalmente en contra. Desde que en algún momento de mi formación conocí el mecanismo de una epidemia, siempre he sido partidario de los encierros, del aislamiento, de los confinamientos de la población, sobre todo en las fases tempranas de contagios, creo que es lo más eficaz. Claro eso no lo entiende la mayoría de la población, recuerdo que al comentar, sobre un caso de brote en Valdemoro, que se debería cerrar la población. Justamente una chica de la oficina que vive en esa población protestó: eh, qué vivimos más gente que no estamos contagiadas! Efectivamente, no toda la población está contagiada, pero para evitar la expansión de un virus es necesario que estén todas encerradas, sin contactos, o en breve, todas contagiadas.
Nubes del oeste, Monument Valley junio 2016

Nubes del oeste, Monument Valley junio 2016

Viendo como evolucionaba la situación en Italia, cada vez a peor, y sobre todo sabiendo del confinamiento de Wuhán, no me cabía duda de que íbamos a ir nosotros también a acabar en un cierre en encierro domiciliario. Así que en cuanto me incorporé al trabajo me puse a poner en marcha el teletrabajo toda la oficina. Nosotros ya trabajábamos en modo teletrabajo, teníamos personas que ya trabajan desde casa, así que me puse a ver la forma de extender ese trabajo para 10 personas pero para 100. Tuve que vencerer alguna resistencia para que esa fuera una tarea prioritaria, me inventé incluso que conocía una persona de la administración de alto nivel que había comentado que se iba hacer obligatorio para las empresas el teletrabajo. Fue una carrera contrarreloj pero conseguimos poner el teletrabajo a tiempo. Para el día 11 de marzo, la empresa estaba teletrabajando. Pecando de vanidoso creo que fue una una gran decisión mía la de iniciar cuanto antes el proceso de teletrabajo. El 7 de marzo sábado tuvimos una comida familiar. Estuvimos como unas 15 personas reunidas. Ya entonces la sensación de de peligro estaba en el ambiente, recuerdo que decidimos no besarnos ni abrazarnos. Tuvimos esa comida con el virus bastante presente. Ese fin de semana no hicimos nada más, con la comida familiar decidimos quedarnos en casa y no salir. En otras ocasiones hubiéramos salido a cenar. En Madrid ese fin de semana hubo muchos eventos, hubo partidos de fútbol, hubo manifestaciones, hubo mítines políticos pero yo creo que el mayor número de contagios que pudo haber ese fin de semana en Madrid se debió a la vida social que tenemos en España, y especialmente en Madrid. ¿Cuánta gente que estuvo en Madrid no fue a un restaurante, a un bar o a una discoteca hasta altas horas? Todos sitios cerrados con muchísima gente. Yo creo que realmente ahí fue donde se propagó más el virus. También la semana siguiente había varios es exposiciones y congresos en el IFEMA en la feria de Madrid y sé de personas que estuvieron en un en una feria de informática a la que yo estuve apunto de irte estaba invitado pero no no al final no acudí por terminar de preparar el teletrabajo que si se contagiaron ahí porque gente que estuvo junta en esa en esa exposición luego hablando entre ellos todos habían caído enfermos del del virus.
Bosque del este, Arashiyama abril 2017

Bosque del este, Arashiyama abril 2017

Pasada la gloria del fin de semana la preocupación fue en aumento, así recuerdo bajar a comprar el martes o miércoles de esa semana y encontrarme a el supermercado con unas colas enormes con gente, sobre todo personas mayores, con carros a rebosar de artículos, y estanterías vacías. Se suspendieron los colegios y la Universidad y aquí se vio como tomar medidas aisladas o descoordinadas solo sirven para agravar los problemas. Con los niños sin colegios son los abuelos, los más vulnerables, los que se hacen cargo de ellos y los bajan al parque. Y con los universitarios y bachilleres sin clases estos se dedican a quemar la noche en garitos cerrados. Se hizo buena caja en los sitos de ocio nocturno esa semana. ¿Y cuántos contagios?
Y llegamos al día 11 de marzo justamente 10 días después de volver de Noruega cuando en mi empresa ya se dio la orden de que todo el mundo teletrabajar y empezó mi confinamiento particular, porque hasta el fin de semana no llegó el oficial, pero nosotros ya nos quedamos en casa teletrabajando y solo salimos para hacer deporte como como es nuestra costumbre. Todo lo que vino después, esas semanas de miedo, terror y horror están contadas en su momento.

Memorias del virus I (enero)
Memorias del virus II (febrero)

Memorias del virus II (febrero)

Taipei, Taiwan, febrero 2014 (procesado febrero 2021)

Taipei, Taiwan, febrero 2014 (procesado febrero 2021)

A primeros de febrero de 2020 estaba con la mente, y el cuerpo, preparando el viaje a Noruega, donde íbamos a adentrarnos en el circulo polar ártico, y la verdad, es que no teníamos hasta entonces mucha experiencia de estar en el frio. Ya teníamos todo el equipamiento y me ocupaba en leer y aprender todo lo posible para hace fotos en el frio, especialmente a las auroras boreales. El cuerpo lo cuidaba en el gimnasio para llegar en la mejor forma posible y disfrutar del viaje. Justamente un día, al salir del gimnasio e ir a buscar a mi hijo a su taller de pintura me vi atropellado por una horda de unos 50 turistas chinos que entraron apresuradamente, los que cupieron, en la farmacia que hay en la calle Basílica de Madrid. Desde siempre he rehuido de las hordas de turistas, sobre todo de las asiáticas pues su forma de entender el comportamiento a seguir cuando hay aglomeraciones dista mucho del mio: Para ellos si hay que llegar a un sitio y hay gente por en medio todo vale para conseguir el objetivo, pisar, empujar, atropellar.
Guijarros Zen, Taiwan febrero 2014 (procesado febrero 2021)

Guijarros Zen, Taiwan febrero 2014 (procesado febrero 2021)

El Corte Inglés tenía por aquellos entonces acuerdos con operadoras turísticas chinas y continuamente te encontrabas pelotones de turistas a esquivar. En aquellos momentos, con el virus ya extendido y Wuhan confinada, alucinaba, no solo con que los dejarán entrar sino con que los dejarán salir con lo cabrones y exigentes que son los chinos con la salud cuando pisas su territorio. Pero ¿qué hacía ese gran grupo abarrotando una farmacia en una pequeña calle fuero del circuito turístico? Pues comprar, o intentar comprar, mascarillas. Días después me enteré que había sido una actitud generalizada de los turistas chinos y que había terminado por calar en la población local y se había acabado el suministro de mascarillas en Madrid. Incluso la gente las compraba para bricolaje, hasta agotar, en las ferreterías. El día 23 de febrero volábamos a Tromso. En el viaje tomaríamos un barco para recorrer las costa norte de Noruega. Justamente ese mes de febrero, un crucero en Japón, el Diamond Princess había tenido un brote de virús, dejando el barco varado en un puerto japones, terminando por contraer el virus más de 700 personas. Una sombra. ¡Pero la preocupación era mucho inferior a la emoción de la aventura!. El viaje fue espectacular y solo nos acordábamos del mundo exterior los pocos ratos que nos quedaban antes de la cena. En el salón de proa había unas televisiones donde empezamos a ver las preocupantes noticias del norte de Italia. Una noche pensé ¿que tiene Italia de diferente a España?
Arena y asfalto, Taiwan febrero 2014 (procesado febrero 2021)

Arena y asfalto, Taiwan febrero 2014 (procesado febrero 2021)

Nada, tenemos los mismo comportamientos sociales, estilos de vida, comidas … Lo que pasa en Italia pasará en España. Y en España se iban sumando casos y brotes en esos últimos días de febrero. La chispa ya había prendido.
En una de las últimas escalas del barco se subió un grupo de italianos, procuré no coincidir con ellos en ninguna estancia. El crucero lo acabamos muy felices y sin incidentes.
Antes de bajarnos del barco oímos las noticias de los primeros brotes en Torrejón de Ardoz, casos en Valencia, justamente había habido un partido en Milán el 19 de febrero, Atalanta-Valencia, en el que habían viajado muchos aficionados hasta Milán … pero antes de regresar a España aún pasamos unos buenísimos par de días en Bergen.

Memorias del virus I (enero)
Memorias del virus III (diez días de marzo)

Memorias del virus I (enero)

Parece mentira, ha pasado un año desde que empezó la pesadilla del virus y seguimos empantanados con él. Tal vez ahora más que nunca. La memoria no es precisamente un registro exacto, según pasa el tiempo los recuerdos se modulan con las experiencias posteriores. Antes de que olvide mucho quiero contar lo que recuerdo y no pretendo que sea verdad, solo son mis recuerdos con sus sensaciones, sentimientos y los pensamientos que me generaron.

Tierra fracturada, Bardenas Reales abril 2019

Tierra fracturada, Bardenas Reales abril 2019


Para mi este cuento de no dormir comenzó una noche de enero de 2020, próximo al año nuevo chino, cuando en unas noticias comentaron una enfermedad que se estaba dando y transmitiendo en la ciudad china de Wuhan. Primera vez que oía hablar de esa ciudad. Lo primero que pensé fue, vaya faena ahora que van a celebrar su fiesta más importante. Pero nada más. Hemos sabido de otras epidemias víricas en el lejano oriente, y eso, pues que es lejano. Día tras día las noticias fueron haciendo más gordo el problema: el virus de Wuhan.
Encuentra el camino, Islandia agosto 2018

Encuentra el camino, Islandia agosto 2018

Vi alucinado, como todos, como construían hospitales a toda leche. Pensé que no lo harían porque sí, que tendría una razón, que había algo que no nos había llegado al cercano occidente, que debía ser muy contagioso. Y la alta contagiosidad, que no era una gripe al uso, quedó clara cuando hubo una infección masiva en Corea en un acto religioso. A finales de enero aparecieron los primeros casos en Europa, en Suiza y en Canarias. El mundo global mostrando su cara más negativa. Los pelos de punta.
Memorias del virus II (febrero)
Memorias del virus III (diez días de marzo)

Primer tercio invierno 2021

Gerbera en escala de grises, Madrid enero 202

Gerbera en escala de grises, Madrid enero 202

Pues casi sin enterarme ha pasado una tercera parte de este invierno y de momento ha sido un invierno de verdad. Y poco más se puede contar pues nada se puede hacer. Muy triste. Entre borrascas, nevadas y pandemias, más los achaques propios de la edad, tenemos una vida muy restringida. Ahora mismo, además, estamos en una situación muy complicada con el virus. La tasa de incidencia y de ingresos hospitalarios es más alta que cuando el confinamiento de Marzo de 2020. Independientemente de las majaderías de los políticos y autoridades, hacemos una vida muy cuidada, solo saliendo de casa para trabajo, compras y deporte. No hacemos vida social. Así estamos, sobreviviendo, esperando, e intentando no desesperar.
Gerbera en color, Madrid enero de 2021

Gerbera en color, Madrid enero de 2021


De vez en cuando entran flores en casa y las fotografío. Esta vez una gerbera amarilla, a la que le he dado una interpretación también en blanco y negro (y escala de grises :D)