Hace años, apunté Cabo Norte (Nordkapp) en una lista de viajes deseados, supongo que por el exotismo de ir al punto más septentrional de Europa. Con el tiempo el interés en ese sitio se había diluido, tal vez por los comentarios de la gente que había estado por allí y no les había merecido la pena.
En el viaje a Islandia de agosto 2018 no vimos auroras boreales, aunque llegue a vislumbrarlas, y nos quedamos con las ganas. Dado que Noruega es uno de los lugares mejores para ver auroras, Nordkapp, no como destino pero si su zona, el norte de Noruega, volvió a aparecer como posible viaje. Objetivo: Ver auroras y a ser posible fotografiarlas. Para verlas hay que tener la mayor horas de noche posible, sin luna y cerca de los equinoccios que es cuando hay mayor actividad solar. Los días alrededor del 23 de febrero, luna nueva, cumplían con todos estas condiciones. Y además estar alejados de contaminación lumínica claro. Buscando información vimos que la naviera Hurtigruten tiene una ruta desde Bergen a Kirkenes y vuelta (12 días) que por lo tanto hace un recorrido por los fiordos del norte y justamente «vende» las auroras como una atracción. Nos pareció una buena opción pero recortando el viaje y dejando el trayecto solo por encima del circulo polar ártico. Optamos por ir de Tromso a Kirkenes y vuelta, lo que nos daba cuatro noches para intentar verlas. Y las vimos, las cuatro noches tuvimos aviso de northern lights. La primera nos avisaron cuando ya estábamos durmiendo, no sé la hora, no fui capaz de levantarme. La segunda, justo al acabar de cenar, sobre las 9:30 pero fue muy pequeña y breve. La tercera, la mejor, el aviso fue sobre las 2 de la mañana, durmiendo, pero a pesar del sueño miré por la ventana y vi dos penachos ascendiendo. Me vestí sobre el pijama y salí a la carrera. Las luces fueron intensas y muy dinámicas, en forma de penacho ascendían por un punto cardinal y descendían por otro. La cuarta noche el aviso fue justo antes de cenar, al filo de las 21:00. Fueron unas luces horizontales largas en duración, una hora, y en longitud, y a momentos de buena intensidad, un fin de fiesta precioso. Fotografiarlas fue otra historia. Al ir en barco no me había puesto el listón muy alto. Al desplazamiento en dirección de la marcha hay que contar con el aleatorio cabeceo y oscilación, de arriba a abajo, de derecha a izquierda, que tiene este medio de transporte. Imposible para una foto que requiere un mínimo de 2 segundos de exposición te pongas como te pongas. Si además añadimos fuerte viento reforzado por el movimiento del barco, la nieve que se levanta, vuela y te mancha la lente, la oscuridad que no te permite tener seguridad en el enfoque, la prisa en disparar por si desaparece la aurora y el frio en los dedos que no te deja pensar … La fotografía un churro … pero un bonito recuerdo! Estoy satisfecho. Para completar una semana de (merecidísimas) vacaciones hemos estado en Bergen, bonita ciudad, y así de paso ver algo de los fiordos del sur. El tiempo nos ha respetado mucho, ¡por supuesto frio! pero íbamos bien preparados, y hemos podido hacer todo lo que teníamos planificado. Éxito total. Contaremos más cosas.Nota al margen: En la semana que hemos estado fuera el coronavirus se ha despendolado, en el mundo y en España. Y nos va a cambiar nuestra vida cotidiana. Lo que nos queda por ver.