Vatnajökull es el glaciar más grande de Islandia. Nuestro hotel en la zona estaba situado en una granja en medio del campo cerca de la 1 y enfrente de tres lenguas glaciares. Siguiendo el consejo de la recepcionista española que había en el hotel nos acercamos a las lenguas antes de ir al lago Jökulsárlón pues a esa hora estaría lleno de gente. Y es verdad que el sur de Islandia está mucho más llena de turistas que otras zonas. La cercanía a Reikiavik hace que cualquier tour turístico por muy corto que sea en el tiempo pase por esa zona.
Fuimos a una primera lengua, Fláajökull , pero no llegamos muy cerca pues un brazo de agua nos impedía el paso. La tarde era preciosa, mayormente soleada y aprovechamos para hacernos fotos. Fue la última tarde con buen tiempo. Luego nos acercamos a la segunda, Heinabergsjökull, aquí llegamos hasta la laguna que forma el deshielo y pudimos tocar los hielos cercanos la orilla.
Finalmente fuimos al lago, cuando llegamos muchos turistas desalojaban, había acabado el último turno de barcas y el sol caía. Impresionante ver los bloques de hielo flotando con las focas entre ellos y ver como algunos cogían la corriente y se iban al cercano mar. El canal entre el lago y el mar no llega a 500 metros.
Volvimos con premura al hotel pues te quedas sin cenar si cierran la cocina. Lástima que las horas de la cena coincidían con la puesta de sol. Esa noche volví a mirar al cielo pero no vi nada. A cambio un fuerte viento que sería próximo a los 100km sopló toda la noche hasta más allá del amanecer. Esa mañana teníamos el paseo en zodiac por el lago y me dio miedo el viento pero antes de salir hacía allí, el viento roló y acabo parando. Tuvimos una mañana muy soleada para la navegación!. El capitán de la zodiac era un granjero islandés un poco bestia conduciendo.
La excursión está muy bien, te acerca a la lengua del glaciar y a los bloques de hielo de caprichosas formas.
Se hace difícil hacer fotos por el movimiento, pues incluso cuando para el motor la barca oscila y rota. La disfrutamos mucho. Después nos acercamos a la playa a ver los hielos en el mar y en la arena negra. Es un contraste muy curioso.
La playa de los diamantes. El siguiente punto era Skaftafel donde tenía previsto hacer un par de marchas. La primera a la cascada Svartifoss y luego asomarse al glaciar llamado, evidentemente, Skaftafellsjökull. De camino hicimos una parada para ver Fjallsárlón un lago parecido al Jökulsárlón a pequeña escala.
En Skaftafel chocamos con el mal tiempo islandés que ya nos acompañaría el resto del viaje. Al poco de comenzar la marcha empezó una lluvia fina que acabó en un diluvio cuando llegamos a la cascada Svartifoss, preciosa cascada en medio de columnas de basalto pero que no pudimos disfrutar.
Acabamos tan mojados y la lluvia que no paraba que desistimos de seguir andando y seguimos ruta en el coche.