Si podemos hacemos un viaje largo y otro corto, fin de semana largo, al año. En 2017 el largo a Japón y el corto ha sido, el fin de semana pasado, a Copenhague.
Nos hemos alojado en un apartamento céntrico, excepcionalmente céntrico. En la calle Stroget a menos de 20 minutos andando de las principales puntos de interés. Bueno salvo la sirenita que estaba a 35 minutos según Google. Una casa antigua con un ascensor antiguo y el apartamento grande y destartalado. Propiedad de un fotógrafo, el piso estaba lleno de curiosidades y también necesitado de alguna reforma sobre todo en el baño. La ciudad nos ha gustado, respira tranquilidad, gente calmada. Por cierto la ropa habitual de los daneses es de color mayoritariamente gris, negro y azul oscuro. Cuando vuelves a Madrid la calle te parece una estridente macedonia de colores. El tiempo nos ha respetado. Sol y nubes. Al sol bien, en las sombras frio. Salvo el sábado al mediodía que tuvimos lluvia y viento coincidiendo con una excursión por la región de Öresund. En Suecia no pudimos salir de las estaciones de trenes. En Copenhague he encontrado bastantes rincones curiosos para hacer fotos curiosas. Un motivo que me entretuvo bastante fue un espejo ondulado en las vallas de una de las muchas obras que tienen ahora. El espejo, #mirrorwave, aparte de la ondulación que provoca reflejos siméticos y deformados está pintado con manchas de colores con lo que obtienes surrealistas imágenes. Otro sitio curioso para hacer fotos, respetando a las personas eso si o te puedes meter en un lío, es la ciudad libre de Christiania, un área okupa autogestionada desde los años 70. En definitiva, lo hemos pasado bien y pondremos más fotos.