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Gambito de dama
Estoy viendo una interesante serie ‘Gambito de dama‘ que ha hecho que recuerde mi, ya lejana, relación con el ajedrez. Aprendí a jugar, más bien aprendí los movimientos de las piezas y las reglas, con los ‘Juegos reunidos Geyper’, que como tantos niños en los años 60 del siglo pasado (que antiguo y distante suena) tuve en mi infancia.
En el primer curso en el colegio NSR, 4ºEGB, me apunté, no sé si voluntariamente o por recomendación/imposición de algún progenitor, tutor, profesor o carcelero de los muchos que me rodeaban, a la escuela de ajedrez. No tengo muchos recuerdos de dicha escuela. Desde luego como escuela debió ser mala pues no tengo constancia de que aprendiera nada. Lo que si recuerdo es la primera partida que jugué: Mi contrincante, un niño creo que de un curso superior, no paraba de dar saltos de alegría al ganarme en cuatro movimientos por el jaque mate pastor … Debí abandonar pronto esa escuela pues como digo no tengo ningún recuerdo más que aquella humillación. No, no lo sentí como humillación sino como agria sorpresa de que me ganaran con tanta facilidad y con la desmedida alegría del contrincante. Supongo que cambié esta actividad deportiva por otra más física, más adaptada a mis condiciones innatas.En mi adolescencia recuerdo seguir jugando al ajedrez en las épocas de internados y de campamentos. Era una forma de pasar el tiempo cuando tenías movilidad restringida, y me gustaba. Recortaba partidas de los periódicos, ‘blancas juegan y ganan’, y las pegaba en un cuaderno. Pasada la adolescencia, en la universidad, incluso me compré libros que aún conservo para seguir aprendiendo y jugaba con cierta regularidad. Y unos de los primeros programas que empecé a usar en el Spectrum fue como no, un programa de ajedrez. El ajedrez seguía conmigo. En mi boda me regalaron un tablero y unas fichas «buenas», un ajedrez Staunton. Y ahí en ese momento paró de acompañarme. El Staunton nunca se ha lucido en una partida. La persona que me lo regaló, con el que jugaba con cierta frecuencia, desapareció de mi vida antes de que tuvieramos oportunidad de jugar con él. Y no encontré, ni busqué, otro oponente. Al instante de escribir esto no sé siquiera donde están las piezas del ajedrez regalo de boda. El tablero sí, sé donde está, lleva 33 años en la bandeja inferior de la mesita central de metacrilato del salón.
¿Por qué el ajedrez desapareció de mi vida? Posiblemente no encontró hueco en mi nueva vida a partir de que empezará a trabajar y saliera de la casa familiar. En cierta forma, al ganar libertad, perdió su atractivo de refugio en tiempos muertos. Ya no tenía esos momentos: Tantas cosas que podía hacer y poco tiempo para hacerlas como para dedicarlo a un juego. Más de 30 años después ahora sigo en la misma circunstancia: tantas cosas que quiero hacer y tan poco tiempo para hacerlas. Bueno, eso hasta justo antes del puto virus. La verdad es que en el confinamiento el ajedrez hubiera podido ser un entretenimiento, pero ni en esas circunstancias me acordé de él.
Recordando y analizando retrospectivamente, recuperando sensaciones y sentimientos … creo que aparte del consumo de tiempo y que al final no todo lo puedes hacer y priorizas unas cosas sobre otras, hay una razón importante en mi abandono, algo que tiene un cierto peso para mi: Según avanzas en el ajedrez y quieres jugar mejor tienes que ponerte a memorizar muchas jugadas «tipo», aperturas, defensas, contraataques … Y la verdad es que eso no encaja en mi forma de ser. Lo percibo como algo poco creativo, que quita la magia de la improvisación. Por supuesto que en función del rival, más tarde o temprano, pronto era en mi caso, tienes todas las jugadas que te queden hasta el final de partida para ser creativo, pues ya no recuerdas los movimientos. Y otra reflexión, salvo que te metas en competiciones que tengas el aliciente de la competición, marca mucho con quien juegues para disfrutar y si no encuentras ese oponente u oponentes acabas olvidándote.
Recuerdo el programa de ajedrez con el que jugué una temporada: En el nivel 0 el ordenador sabia mover las fichas y poco más, le ganabas con bastante facilidad. Demasiado fácil. En el nivel 1 ya tenía las aperturas más típicas en ‘la cabeza’, respondía muy rápido los primeros movimientos, y analizaba alguna jugada, ya era para mi complicado ganarle. En el nivel 2, nada, no tenía opción, se tomaba su tiempo y siempre ganaba él. Nunca le encontré el gusto de verlo un reto que me daría un subidón de autoestima si ganaba a la máquina. Y el simple programita tenía hasta 10 niveles …
Aunque el ajedrez ya no tiene interés para mi si que lo considero un juego o deporte muy educativo y que debería formar parte de la formación básica de un niño Lo pondría como asignatura en alguno de los cursos escolares tempranos.
Veranovirus
Al comienzo del verano, 21 de junio, no teníamos muy claro si podríamos veranear. Esto es, ir algún sitio fuera del domicilio habitual sin las obligaciones horarias del trabajo. Sin muchas pretensiones. En esos momentos todavía estábamos confinados en la Comunidad de Madrid. Fue pasando el mes de julio y las perspectivas, si no buenas, al menos no malas.
Así que al final hemos tenido veraneo y la verdad es que hemos podido hacer la mayoría de las cosas que hacemos un verano ‘normal’: dormir, leer, deporte, algo de fotos, ir a la playa … Claro que con prudencia, restricciones y adaptaciones. A pesar de esperar un verano diferente en esencia no ha sido tan distinto.Según ha ido pasando agosto, los contagios han ido creciendo. Al principio hablaban de brotes, casos aislados y localizados, empezaron siendo unos 50 pero cuando hemos pasado de 1000 ya no hablamos de brotes. Para mi es la segunda oleada, o etapa, en España de esta pandemia. Los primeros brotes se localizaron en inmigrantes y temporeros, colectivos vulnerables donde las condiciones higiénicas distan de ser las convenientes para una epidemia.
Luego, enseguida, el irrefrenable gusto por la convivencia social de los españoles dio lugar a los brotes en celebraciones, reuniones de amigos, fiestas variopintas, botellones, discotecas … situación agravada por ser mayoritariamente el contagio entre personas jóvenes en muchos casos asintomáticos y por tanto indetectable, que acaban trasladando el virus a sus familias. Curioso que el virus parece tener predilección para el contagio cuando hay bebida y comida de por medio. Lo cual es muy perjudicial para la sociedad española que no concibe la necesaria relación con semejantes fuera de comidas y copas.Septiembre se presenta muy incierto. En agosto este país se desactiva mucho por las vacaciones, no hay toma de decisiones. También hay mucha gente desplazada. ¿Qué pasará cuando volvamos a nuestras residencias habituales y trabajos? Todo apunta que lo sanitario se priorizará sobre lo económico y volveremos a restricciones como las que se tuvieron en la primavera pasada.
Pero estamos hablando de este verano. No ha sido muy caluroso, al menos para mi, una vez fuera de Madrid. No hemos tenido el típico día de encerrarte en la casa con el aire acondicionado por no poder estar en la terraza. Y después del encierro primaveral se agradece estar al aire libre todo lo posible. Me he encontrado bien estos días.
La combinación de dormir y deporte me sienta bien. El agua del mar también me ha venido bien para la piel. Tener dos meses de vacaciones me convertirían en un hombre nuevo :D. Y qué decir cuando esté jubilado! Pero lo mejor del verano ha sido la compañía … no pudimos tener viaje familiar en julio pero a cambio hemos estado tres semanas los cuatro juntos.Semana 10 de confinamiento
Porque esta semana ya ha venido el calor, temperaturas de verano, la primavera del 2020 la hemos visto pasar desde casa. Esperemos que vuelvan algunos días frescos antes del verdadero ardiente verano. En estas semanas nos hemos vestido usando poca ropa, unas camisetas para estar por casa y unos polos para trabajar. Los armarios están llenos de ropa de invierno que no hemos utilizado en dos meses. Toca guardar la ropa y zapatos de invierno y recuperar la de verano. Confiemos en darle mayor uso. Por lo pronto a partir de la próxima semana pasamos a una fase en la que la movilidad mejora, podemos desplazarnos dentro de la provincia y tendremos cierta capacidad para relacionarnos. Después de estas diez semanas de monotema estoy pensando ya en liquidar la saga. No sé si habrá ‘semana 11 de confinamiento’. Creo que no, hay que confiar en hacer otras cosas y además cada vez tengo menos ideas para fotografiar en casa, desde la ventana o paseando por el barrio. Un cambio vendrá bien! Las fotos de esta semana muestran ya un poco de agotamiento creativo. Abstracto realmente es de hace dos semanas, un montaje hecho para una concurso de OD. Es un tablero de pintura con un golpe de zoom con un 35-105 antiguo. ‘Frio’, ahora que hace calor, un montaje de dos fotos de Trømso. Sigue un de los muchos locales cerrados en el barrio, es una zona limitada por las calles San Germán, Infanta Mercedes, General Perón y Paseo de la Castellana. Este es el segundo en cronolgía de locales cerrados detrás del de ‘Bordados’. Según se contó en el barrio a los dueños les tocó la lotería y dejaran el negocio. El local estuvo cerrado mucho tiempo hasta que se puso en venta, hace mucho tiempo también. Esta semana he finiquitado el regalo de cumpleaños y he hecho la foto con alguna mejora técnica respecto a anteriores botellas. La tensión política se tensa, lamentablemente, y la tienes que sufrir, en modo sinfonía de pitos, debajo de tu ventana.