La tarde del viernes 25 de febrero de 2022 tenía que haber estado en Islandia pero el destino, el esperpéntico devenir de un viaje frustrado que cuando lo supere contaré, nos llevó hasta Barna. Desde el incomparable paraje de un polígono comercial de Sant Boi de Llobregat, un taxi nos dejó en la Plaza de Catalunya. Llevaba la D810 con el 14mm, apropiado para los amplios paisajes que tenía previsto fotografiar y no tan apropiado para un callejeo.
Rambla abajo, paseamos por el barrio del Raval, Mercado de la Boquería, Palacio Guell, y, cruzando la Rambla, al otro lado, subimos por el barrio gótico desde la Plaza Real a la Catedral. Cerca de esta, hay un mural de Joan Fontcuberta que esta hecho de multitud de pequeñas teselas con fotos y componen todas juntas una imagen de un beso sensual titulada el mundo nace en cada beso.
Muy curiosa, por lo que dicen es uno de los sitios más fotografiados de BCN, tuvimos suerte de poder hacer la foto sin mucha gente. Por cierto que mala es la memoria, estando frente al mural recordé una frase cuya autoría asigné a Fontcuberta, y no, era de Javier Vallhonrat, otro fotógrafo de influencia, mía, en los años 80.
De la catedral decidimos a ir a la Sagrada Familia. De camino vimos el Palau de la Música Catalana, que si bien por fuera no nos llamó la atención, por fotos que he visto, por dentro parece merecer la pena una visita. El camino desde ahí a La Sagrada Familia no aporta mucho, deberíamos haberlo hecho en taxi, llegamos tarde como para luego ir al Parque Guell. La verdad es que la Sagrada Familia, por fuera, no me gusta mucho. Me gusta el modernismo y Gaudí, pero esa iglesia me parece un pastiche sin gusto ni estilo.
Tarde para llegar al Parque Guell , nos asomamos al Recinto Modernista de Sant Pau. Y ya con el sol caído volvimos al incomparable paraje de un polígono comercial de Sant Boi de Llobregat.