A primeros de Marzo fuimos un fin de semana a Sevilla para ver la exposición de la pintora Pepi Sánchez madre de una amiga también pintora. y aprovechar para hacer algo de turismo en mi cuarta visita a esta ciudad.
Sevilla me gusta pero a pequeñas dosis. Suele hacer bastante calor y la ciudad gira alrededor de los toros, las sevillanas y la semana santa, ninguna de las tres actividades de mi gusto. Pero tiene rincones y vistas muy bonitas que no importar repetir cada cierto tiempo, además de disfrutar de la gastronomía local sobre todo el buen jamón.
Este año la Semana Santa cae (primera luna llena tras el equinoccio de marzo) lo más lejos posible del inicio de año así que cuando estuvimos todavía quedaba mes y medio para ello. Aún así ya se veían rastros anticipándose. El domingo por la mañana en la plaza de la iglesia del Salvador nos encontramos con un ensayo de la procesión de semana santa. Un grupo de costaleros iba haciendo el recorrido con un paso sin imágenes pero supongo de peso similar, ensayando los movimientos acompasados del grupo, los giros y las paradas.
Un tanto impresionante. Sobre todo cuando paran y los ves con la mirada perdida hacia el suelo y los acompañantes les dan ánimos y ellos parecen no oírles mientras boquean. Sinceramente, con todo el respeto, creo que es una barbaridad.