Comentario de mi tía al ver que daba luz a las sombras en una de las fotos de mi viaje en enero a Venecia haciendo que lo que parecía un contraluz quedara en una calle veneciana con detalles.
En ese viaje no vimos el sol, el cielo estaba cubierto de profundo gris plomo. La típica situación en la que los cielos si tomas luz a la tierra te quedan blancos puros. La técnica habitual que uso en estos casos para dejar un cielo con algo de detalle distinto a un blanco es exponer para el cielo sobrexponiendo al límite de lo que es capaz de recoger el sensor de la D200 a sabiendas de ser una foto oscura y luego recuperar en «laboratorio» las sombras. Ojo! con cuidado de no pasarse con el ruido que aparece cuando iluminas lo oscuro.
En definitiva una técnica, conocida y aplicada intencionadamente. Para mi legítima y que forma parte del hacer fotográfico.
Pero en la mente «polaroid» de mi tía solo vale lo que saca la cámara dando más valor a la técnica de los ingenieros que la han diseñado que a tu proceder creativo.
Y de aquí se pasa al debate tan gastado de la «photoshopografía» entre aquellos que defienden la «pureza» de la foto en jpeg que te da la cámara y los que creemos en la fase de procesamiento. Pero también defiendo que el procesamiento tiene que ser el adecuado pues se ven de vez en cuando excesos que contribuyen a este debate estéril.