Las últimas horas, noche incluida, las pasamos en La Habana. El famoso volcán Eyjafjallajökull había remitido en su vomito de cenizas y los vuelos se habían reanudado. Después de la experiencia de visitar la ciudad sin vuelos acusamos el agobio de las hordas de turistas, sobre todo en La Habana Vieja.
Volvimos a pasearnos por Habana Centro, pues estaba impresionado con el ambiente decadente de las casas. Gastamos también bastante tiempo en el Malecón fotografiando esos vehículos eternos que los cubanos reparan y reparan mientras los consumistas llenamos de basura el planeta. Y por supuesto volvimos a recorrer la preciosa calle de Mercaderes.
Por la noche en El Floridita, daikiris para despedirnos con alegría. Para acabar los CUC fuimos al mercado de artesanía. Los cubanos se enfadaban porque los turistas no comprábamos, pero la oferta era muy repetitiva y muy repetida. En todos los puestos veías lo mismo. De Cuba, a pesar de mi militancia antipuro, trajimos algún habano para fumadores y una botella de Ron Santiago de Cuba, que según oímos son los auténticos herederos «del conocimiento» del ron Bacardi.
Hay algunas anécdotas que quiero dejar contadas para la memoria …
- Los perros huelen la prosperidad: A esa conclusión llegamos cuando observamos que con mucha frecuencia teníamos a un pero flaco, allí los pobres no comen, siguiendonos, supongo porque nuestro ropa llevaría olor a comida. En el palacete de Fresa y Chocolate un chucho hizo toda la visita turística con nosotros.
- Resbalón en el malecón: Las olas del oceano atlántico sobrepasan en alguna zonas el muro del malecón y dejan mojado el suelo y sobre esa humedad crece un alga o similar que es como el jabón, así que cuando lo pisas resbalas y ante de que puedas pensar en qué te ha pasado acabas con el culo en el suelo. Y eso nos pasó.
- Comisión de la visa: Cuba cambia con rapidez y a lo mejor este consejo o aviso ya no tiene sentido. En ninguna guía nos decía que el estado cubano se quedaba con una comisión si usas tarjeta para pagar o sacar dinero. Pues si, un 10% y eso pagamos a las arcas de los hermanos Castro
- Y finalmente …. Cuando salí de cuba … La salida del país, una cola apoteósica que estuvo a punto de provocar un motín en el aeropuerto con miles de viajeros «atrapados» esperando a pasar por las funcionarias aduaneras. Tenían alguna que otra baja y eso unido al exceso de viajeros que no habían podido sair de la isla por el Eyjafjallajökull provocaron un caos monumental.
Me sigue fascinando el país. Cuando veo las fotos que hice, las noticias que nos llegan a la tele o leo Generación Y, me traslado. Y aunque el régimen pretende reinventarse, que no transformarse, mutar, o desaparecer como debiera, sigue quedando esa sensación de abandono, de muerte lenta …. Recientemente han permitido la compra venta de automóviles, ojalá esta medida haga mejorar el transporte pieza fundamental para el desarrollo de la isla.
¿Qué será de Cuba en los próximos años? Creo que está a punto de suceder algo.