A veces vemos, o queremos ver la realidad desenfocada. Un pequeño cambio en la distancia y la precepción es diferente.
Las aristas se suavizan, las formas se confunden con los fondos, el tacto es algodonoso. A veces es mejor.
PD. Lo contrario también ocurre. Con un exceso de enfoque las lineas se perfilan, cortan, hieren la vista, aparecen halos. Los volumenes, rugosos, raspan la piel. Hoy mismo, un desempleado de teruel estrella un coche con bombonas de butano en las sede del PP.