Hay de todo como en todos los sitios. Afirmación que nunca será mentira. Nosotros al ejercer de turistas tuvimos contacto principalmente con aquellas personas que atiende al turismo: taxistas, personal del hotel, camareros .. Y además una circunstancia relevante: El día que llegamos se suspendieron todos los vuelos del norte de Europa (incluida Francia) por las cenizas del volcán Eyjafjallajökull. Eso hizo que estuviéramos más tranquilos y disfrutamos más pero nos hizo más visibles.
Como norma diremos que son amables y correctos. Un tanto reservados. Echas en falta algo más de simpatía. Por ejemplo los taxistas del traslado al aeropuerto no nos dirigieron la palabra. Aunque sinceramente esto es mucho mejor que el gracioso simpático que luego se te sube a la chepa. Si preguntas por algo están encantados de ayudarte.
En Cuba la gente vive en precario, están necesitados y por lo tanto te suelen pedir cualquier cosa con más o menos dignidad y más o menos sutileza. Monedas, bolígrafos y jabones son las cosas más solicitadas. En los lugares turísticos sufres mucha presión. A nosotros nos resultó muy agobiante en Trinidad pues realmente cuando llegamos había pocos turistas y se cebaron.
Un detalle importantísimo, de gran valor, salvo la picaresca, abundante y creativa, que tíos, no hay delincuencia. Al menos visible. ¿Dónde encuentras eso ya?
Nos hemos traído un montón de anécdotas, curiosidades, recuerdos, de gente de Cuba, el guía turístico, la guarda de la Casa de Simón Bolivar, el guarda de Coppelia que nos llevó a un paladar seguramente ilegal del que huimos, la chica de la plantación de tabaco de Robaina, los guardia del Minint que nos cambiaron las ruedas del coche, el ponchero de Viñales, María Luisa y familia, Isabel y Angel, los amables vendedores de la tienda Caracol de Cienfuegos , Yirina y «el Chichi», los niños de Manaca Inzaga, Fernando de Trinidad, … Algunas historias merecerán su entrada en este diario.
Una de las grandes facilidades en Cuba es compartir idioma. Sin duda te engrandece la experiencia del viaje al poder relacionarte sin limitaciones con la gente. Gente de Cuba, gente atrapada en su sin destino.
La verdad es que no he fotografiado mucho a la gente. No he hecho ningún retrato. Solo algunas fotos «en contexto». Me suele retraer la posibilidad de que alguien se moleste y además en el caso de Cuba la probabilidad de dar con un liante es muy alta. «De fotos no se vive» es una expresión que oí varias veces para que les des una moneda. En cambio vi algún turista, con su compacta, impasible e insensible disparando a todo lo que se movía como si fueran monos del zoológico.