Una de las grandes atracciones de NYC son los rascacielos. Aunque no te guste su filosofía de trasfondo, impactan. Y los siguen construyendo. Creo que saben que atraen a turistas. A mi me dio sensación que algunos los mantienen aunque estén vacíos, como se hacen en algunos pueblos de España para no perder la identidad pasada. Sin ir más lejos enfrente de la ventana de la habotación del hotel había un edificio de oficinas que por las noches estaba encendido, para qué, en el que nunca vi una persona.
Una de las mejores formas de ver estos gigantes es subir a uno de ellos. De casualidad que pasamos por el recién abierto One World Trade Center, actualmente el edificio más alto de la ciudad y decidimos subir. Impresionantes vistas como no puede ser de otra manera pero … a través de cristal. Para hacer fotos se te complica por los reflejos. Un detalle, el restaurante que hay en el observatorio merece la pena para comer, mejor en barra que en mesa. Agradable.
Como subimos a este nuevo gallito de las alturas dejamos la subida típica al Empire State para otra ocasión (volveremos) pero nos decidimos a subir al Top of the Rock del Rockefeller Center para ver un atardecer, y sin cristal de por medio.
Subimos en sábado y aunque que hay horas de subida, al no haberlas de bajada, estaba a rebosar. Difícil conseguir un sitio y difícil mantenerlo en espera de esa luz única que ingenuamente creemos que va a hacer nuestra fotografía la mejor. Por cierto a pesar de que en el entrada está escrito que no se permiten trípodes, yo no lo subí, allí arriba había unos cuantos.
Sea desde un «observatorio» de uno de ellos, desde un helicóptero o desde puntos de vista seleccionados en las islas del alrededor, o simplemente paseando, apareciendo entre las calles los tienes a disposición de la cámara. Resultado: Un montón de fotografías, no muchas buenas pero suficientes para dudar cuál merece mostrarse.
Aquí una buena lista de ellos. He de reconocer que los que más me han gustado han sido los realizados en los primeros años del siglo pasado, edificios con cierto aire gótico. Y uno de los que más el denominado Flatiron de 1902. Lo vimos al caer la tarde con una bonita luz,