La leyenda dice que un dragón al meterse en el mar golpeó con su cola las montañas y los pedazos rotos se esparcieron por el mar. Sea así o no el caso que los casi 2.000 islotes sobresaliendo en un mar de jade y turquesa forman un paisaje único: La bahía de Ha Long.
Nuestra excursión incluía la navegación por la bahía, dormir en el barco y visitar algunos puntos de interés. Al llegar al barco el día prometía bien poco totalmente nublado, por suerte según avanzaba la mañana y la navegación el sol fue saliendo y mostrando la belleza del paisaje.
La primera parada fue en la isla de Ti Top (nombre de un astronauta soviético que visitó la isla) que tiene una playa y también un mirador elevado. Optamos por el mirador.
La siguiente fue la visita a un poblado flotante de pescadores. Los vietnamitas viven en cualquier parte sin mayor problema. Impresiona verlo y pensar en que no tienes más de 1 metro para andar. Un niña pequeña, sobre unos dos años que nos parecía que casi no andaba saltó sobre una barca y se puso a remar … sin mayor problema. Adaptados al medio.
El regreso del poblado flotante al barco nos coincidió con la puesta de sol. Una puesta hermosa con un sol rojo que tiñó de dorado el mar. Impresionante. El barco fondeó para pasar la noche y al estar quieto pude observar la cantidad de basura que tenía el mar. Había sido un comentario de nuestro guía, que la bahía de Ha Long podía perder su condición de patrimonio de la humanidad de la UNESCO por este asunto. No me extraña si no se toman medidas, dada la cantidad de barcos que pasan, que acabe siendo un estercolero.Lo que vi apunta a ello.
Por la mañana vistamos una de las cuevas de la zona. Hang Sung Sot (la sorpresa) llamada así por la forma de una roca. Y de ahí al puerto y camino al aeropuerto destino Da Nang, Vietnam Central.