En febrero en Madrid hace un frío que pela y no acompaña nada esa climatología para hacer fiestas por la calle. O te disfrazas de oso polar o mejor te apuntas a un baile de máscaras en lugar cerrado.
Las fiestas de San Isidro tuvieron una dimensión popular y callejera siendo alcalde Enrique Tierno Galván. Luego, los sucesivos alcaldes de centro-derecha han preferido gastarse el dinero en túneles y el ambiente ha decaído mucho al no haber inversión en el ocio popular.
Por eso la celebración del Orgullo LTGB se ha convertido en la más popular de las fiestas de la ciudad. El tiempo acompaña, te permite estar al aire libre con las mínimas ropas posibles (algun@s :D) y tiene todo el ambiente que una fiesta necesita, colorido y desinhibición. Por encima de la tradicional protesta está la diversión. Mucha de la gente que acude a ver el desfile, y muchos de los que participan en el desfile, van a divertirse antes que a reivindicar.
Es el carnaval de Madrid.