La vida se parece más a una carrera de fondo que a un sprint de 100 metros. Me dí cuenta de ello en mis tiempos de atletismo. Era velocista y en los 100 metros tienes poco margen para cambiar el curso de la carrera una vez sales. A correr a tope. Y te da poco tiempo a observar lo que hay alrededor, ni a tus «contrarios», solo ves la llegada. La vista fija en la línea blanca Y una vez llegas difícilmente puedes volver a correr otro rato.
La vida es más un campo a través, un largo cross que vas pasando por distintas sitios, te da tiempo a pensar las cosas, te encuentras obstáculos, cuestas arribas, cuestas abajo. Ves a los que te acompañan a unos los adelantas y otros te dejan atrás. En algún momento puedes necesitar un sprint pero sabes que luego hay que seguir con lo que te tienes que regular. Muy importante saber marcar el ritmo para llegar lo más lejos posible.
Más lejos, hemos de llegar aún más lejos.