El hierro, la última de las Islas Canarios que me quedaba por ver. La hemos visitado, aprovechando el puente de primeros de mayo que los que trabajamos en Madrid tenemos, pasando cuatros días en la Isla.
La hemos recorrido de arriba abajo y de derecha a izquierda, buscando puestos de interés, y por supuesto, fotográficos.
Lo más impactante de la isla es el cambio de paisajes en poca distancia horizontal pero mucha vertical. Y es que la isla es una pura pendiente.
Esos desniveles y su origen volcánico, modelan un paisaje rotundo, contundente y variado.
Como muchos veces me pasa, al ver los fotografías que he hecho me da la impresión que no he sido capaz de retratar con justicia lo que he visto, no he estado a la altura. Para ese menester de dejar un recuerdo en forma de reportaje fotográfico he cargado con el equipo Nikon, ya que la mayor parte de las fotos iban a ser paisajes.
No he aprovechado, salvo una tarde de sosa puesta de sol, los ‘horas buenas’: El amanecer, el atardecer, los horas dorados y las horas azules, las nocturnas … Por la logística, teníamos el alojamiento un tanto retirado, pero también por la orografía de la isla con carreteras nada fáciles. Bueno, sinceramente, también por la pereza que me da salir después de cenar o de levantarme temprano.
No me importaría volver.